CARTAS DE AMOR A NICARAGUA
Querida Nicaragua: El título de la presente además de ser un sabio refrán es una verdad incontrovertible. Cuando se cometen graves errores solamente pueden corregirse con grandes sacrificios, con grandes remedios.
Muchos amigos han llamado a la Corporación para felicitar a sus dueños por la hermosa página publicada en el Diario LA PRENSA, sin mayor interés que recomendar lo que podría ser el camino adecuado que lleve a nuestro país hacia su recuperación en pocos años.
Algunos especialistas, economistas y analistas de nota, al examinar los números actuales, el Producto Interno Bruto (PIB), las exportaciones e importaciones, los préstamos que se han recibido de los organismos financieros, opinan que Nicaragua necesitará un mínimo de cincuenta años para volver a la bonanza que traía antes de la debacle llamada revolución popular sandinista.
Nosotros, sin ser economistas ni analistas políticos, humildemente expresamos que no son necesarios tantos años para nuestra recuperación, una vez que los Ortega dejen el poder. Por supuesto que si seguimos con el mismo sistema de inconstitucionalidad, ausencia de Estado de derecho, irrespeto a los derechos humanos, grandes salarios y despilfarro de dinero por todas partes, abusos y robos descarados en todas las instituciones no nos pondremos al día nunca y caeremos en la más dramática bancarrota convirtiendo al país en un pordiosero a nivel mundial.
Pero si le pone freno a la corrupción, al despilfarro, a los salarios exagerados, a las prebendas para muchos de los altos empleados públicos a cambio de su borreguismo, si seguimos con el sistema actual de diputados con tan altos e inapropiados salarios para un país en desgracia como el nuestro, y alcaldes y concejales en las alcaldías derrochando dinero a manos llenas y descuidando por ejemplo en Managua, la lamentable situación donde cada aguacero es una tragedia para los barrios marginados y para el sistema de desagüe de la ciudad capital obviamente que siguiendo el modelo actual pasarán más de cincuenta años para volver a los buenos tiempos, pero con un gobierno austero donde cada funcionario desempeñe su trabajo con amor a su patria, recibiendo un salario adecuado a sus necesidades pero sin prebendas de ninguna clase que son como los comejenes que diariamente van destruyendo lo que encuentran a su paso, seguramente que en pocos años volveremos a la Nicaragua que todos deseamos. Naturalmente que para remediar los grandes males del presente se necesita poner en función los grandes remedios del pasado.
Presidentes honrados, honorables y austeros, guardadores fieles del tesoro nacional. Presidentes pensantes que opinen y permitan a su gabinete opinar con libertad sobre los avances o retrocesos que se observen en la administración pública.
Gobernantes que vigilen siempre la marcha de las alcaldías municipales para saber que se invierten adecuadamente los fondos destinados para la pequeña industria agropecuaria y para la infraestructura vial de la nación. Sobre todo vigilar que no se sigan talando los bosques con tantos depredadores de nuestras riquezas antes que terminen con la rica flora y la fauna con que Dios nos ha premiado. Ricos minerales y vegetales, pesca, carne, café, artesanías, granos en abundancia, tabaco de calidad mundial, toda esta riqueza y mucho más es el remedio que tenemos disponible para curar los males y corrupciones actuales. Solo necesitamos funcionarios honrados, desde el presidente hasta el último portero deben trabajar no para enriquecerse creyendo que el Estado es un botín, sino para enorgullecerse de estar construyendo un país ejemplar, donde no haya más rifles ni camionetas cargando matones, sino una guardia civil debidamente entrenada para proteger a la población.
El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.