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Cosas de niños

Son cosas de niños, dice todo el mundo, te lo repiten hasta la saciedad, y entonces llega un momento que hasta te lo crees. Pero tu hija llega a casa y te pregunta que por qué no la quiere ningún compañero, que por qué se meten con ella, que por qué se ríen y se burlan de ella cada vez que sale a hacer una exposición, entonces la miras y no encuentras ninguna explicación.

Mi hija es una niña inteligente, pero le cuestan ciertas asignaturas, así que estudia el doble y trabaja más que nadie para aprobar. Desde pequeña ha intentado cargarse con más tarea que sus compañeros en los trabajos en grupo para no suponer una carga, sí, así es, ha crecido con la idea de que era una carga para ellos, a pesar de llevar el ritmo, muchas veces, incluso mejor que sus compañeros.

Desde segundo de primaria, los niños de su clase comenzaron a tratarla mal. Mi hija llegó a desear volverse invisible a los ojos de sus compañeros, lo único que deseaba era que la dejaran tranquila, que se olvidaran de ella, pero eso no pasaba, y todo iba a peor.

Tenía pesadillas, iba al colegio como la que va a matadero, le daban crisis de ansiedad y en clase le dolía mucho el pecho, alguna vez lloró a escondidas en el baño, y siempre estaba sola, en el patio, en las excursiones y en clase. No se puede obligar a los niños a que sean amigos de otros, pero por humanidad deberían por lo menos no hacer leña del árbol caído.

En sexto de primaria ya la situación se nos fue de las manos, mi hija cambió su carácter dulce y se volvió agresiva y mal hablada, saltaba por cualquier cosa y siempre pensaba que la estaban atacando.

Por supuesto, tuve que tomar medidas, muchos padres no conocen a sus hijos fuera de casa, no saben lo que hacen ni cómo se comportan, y si el suyo está bien, es fácil mirar hacia otro lado.

Cuando tu hijo es león, no te preocupas si se come algún gato, pero eso es un error, el problema lo tiene quien intenta ridiculizar a otro para sentirse mejor, quien intenta menoscabar la autoestima de otro para que la suya suba.

Quizás ahora, esos padres piensen que su hijo es el fuerte, pero lo que deberían preguntarse es ¿por qué actúan de esa manera? ¿Se sienten inferiores? ¿No queridos? ¿No aceptados? ¿Son ellos los que tienen un complejo que intentan ocultar metiéndose con otros? Todas esas preguntas son las que deben plantearse los padres de esos niños acosadores.

A parte de castigarlos sin consola y sin móvil, que es un lenguaje rápido y universal, también deberíais curarlos, escucharlos y no dejaros engañar por esos niños que tienen mil caras.

Al contrario de lo que creen muchos, los niños que acosan escolarmente a otros, son los que en realidad tienen complejos tan profundos que deberían ser tratados.

Actualmente mi hija sigue luchando contra los complejos que le crearon, complejos invisibles y absurdos para cualquiera que la mire. Sigue intentando sobrevivir a estos duros años de colegio, no conoce lo que es la amistad verdadera, ya que ha pasado por varios amigos y al final la perjudicaban más que beneficiaban. Eso sí, se ha convertido en una persona con carácter, que sabe lo que quiere y que no se deja pisar por nadie, una persona a la que tampoco le asusta la soledad pero que comprende las reglas del juego e intenta no quedarse sola para seguir sobreviviendo.

Ha terminado el curso, pero en vez de decir un año más, decimos un año menos. Un año menos para ser libre, para estudiar lo que le gusta y olvidarse de los malos momentos.

Cuando le pasa esto a tu hija, tienes que volverte psicóloga, amiga y madre protectora, no sé si os servirá, pero he enseñado a mi hija a quedarse con esos buenos momentos, que los hay, a no mirar atrás y a no convertir en elefantes a los que son una simple piedra.

La autora es española, directora y responsable de maquetación y diseño de la revista cultural One stop.

Opinión humanidad niños Pesadillas
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