14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

¿Qué sigue?

La plataforma y estrategia del fascismo tropical latinoamericano acuartelado en el Foro de Puebla y el llamado Socialismo del Siglo XXI, está en crisis, comienza a desesperarse, lo sabe el G2 cubano, lo sabe Raul Castro en la senectud de su vida y lo sabe su pupilo Díaz-Canel.

También lo sabe Daniel Ortega y su tropa, más aún después del descalabro electoral en el que prácticamente se jugó su última carta para su ilegítima continuidad en el poder. 

Está ofuscado, perdió los estribos y desbocó en esos arranques de furia como cuando supo aquella fría noche del 25 de febrero de 1990, que había sido derrotado por Violeta Chamorro en los comicios. Igual que ahora, para comprender que pronto su fin se acerca, justo cuando el pueblo, en primer lugar el que está dentro del pais, la comunidad en el exterior y la Comunidad Internacional,  piden su pronta salida, y de sus partidarios.

El orteguismo está llegando a su fin, eso lo sabe todo el mundo, el asunto es cuándo y cómo, pero su desplome es inminente. Y más temprano que tarde. Pero tanto su máximo caudillo como su equipo saben que ya no pueden seguir viviendo de mentiras y patrañas.

La inconformidad no solo viene del pueblo lastimado y lacerado, ni de las madres nicaragüenses de los presos politicos a quienes con el descalificativo de “hijos de perra”  nombró a todas las madres nicaragüenses, moras y cristianas, Eso lo dijo al día siguiente de la farsa electoral del  7 de noviembre, en el aniversario del fundador de su partido Carlos Fonseca Amador.

Nicaragua es un país rico pero empobrecido, de gente jovial, alegre, ahora sometida a los caprichos de unos dictadores. El nicaragüense es un pueblo muy piadoso y temeroso de los valores religiosos, de la fe en Dios. Bajo el estandarte de este emotivo cosmos, la madre juega un papel preponderante en la familia, es el ser más preciado en torno al hogar, y, dado el acentuado machismo que la misma “revolucion” se encargó de incrementar con sus bravuconadas, es además la cabeza de familia, sobre todo en la economía doméstica y el cuido de los hijos. Otras, muchísimas, son  madres solteras. Por eso es inaceptable que Ortega se haya expresado así de la madre, esa hembra tenaz  reproductora de la especie humana pinolera.

Pero  ya  vendrá un proceso digno, complejo y visible de un cambio de sistema en el que imperen la libertad y la democracia donde los culpables de tanto mal paguen sus malos pasos.

Acaso un pajarito venga a cantarle, como lo hizo con Nicolas Maduro después de la muerte de Chávez. Acaso su hermano Humberto Ortega venga uno de estos días, como lo dijo meses atrás, a propiciar una “cohabitacion” ciudadana para que el país no llegue al caos.  ¿Qué sigue? Eso: la libertad y la democracia. ¡Vamos hacia ellas!

El autor es poeta nicaragüense, exiliado en los Estados Unidos.

Opinión Raúl Castro
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí