Si bien es cierto que en algunos países europeos se han creado barreras políticas, legales y sutilmente culturales, más las oposiciones históricas naturales de gobiernos de derecha, mandatarios e intelectuales contra el comunismo en Latinoamérica y en todo el mundo, es hasta ahora que se viene creando una vertiente jurídica y política en Estados Unidos, con carácter educativo académico, para enseñar en las escuelas desde primaria, desde la niñez, lo dañino y aberrante que este sistema ha sido para la humanidad entera, lo que representa una luz en el túnel ante tanto desconocimiento y borrones cerebrales de la memoria histórica de una gran parte de la población global, debido al intenso adoctrinamiento y “lavado de coco” que sus ideólogos han creado y siguen creando bajo barnices y disfraces de “justicia social” o bien desde las argucias del marxismo cultural, para pretender continuar imponiéndose desde el poder presidencialista y de cualquier otra forma de Gobierno en beneficio de sus gobernantes y en detrimento de sus gobernados.
En efecto, en 2021 el Estado de la Florida aprobó una ley de educación cívica que incluye relatorías y testimonios orales de víctimas del comunismo en su pensum académico, así como el conocimiento de dicho sistema que abiertamente contradice los principios de libertad, democracia, libre mercado y Estado de Derecho de Estados Unidos.
Esta iniciativa, promovida sobre todo por miembros del exilio cubano y venezolano, tiende a aplicarse en otras localidades de la Unión Americana como ya lo hizo el Estado de Texas, y como también, bajo esta misma premisa, los congresistas republicanos María Elvira Salazar, Carlos Jiménez y Nicolle Malliotakis lo han hecho al presentar un proyecto de Ley que combate al comunismo, iniciativa que tendría una especie de observatorio, teniendo como objetivo que el Departamento de Estado designe a una persona para monitorear a los países gobernados bajo dicho totalitarismo.
La posibilidad de que todos los estados repliquen esta propuesta resultará vital no solo para este país sino para todas las naciones, pues está más que demostrado los daños que ha ocasionado desde la revolución bolchevique de 1917 a nuestros días, pasando por los resabios totalitarios de las naciones latinoamericanas como Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela más las asonadas imperiales y expansionistas arbitrarias de Vladímir Putin y su actual embestida contra Ucrania. Después de todo, si existe una bandera negra de ansias y revancha comunista es siempre contra Estados Unidos.
En cuanto a la propuesta de enseñanza del anticomunismo en las escuelas para niños y adolescentes aprobada en Florida por el Congreso, esta tenía ya 3 años de ser impulsada por el economista Benjamín De Yurre, quien según la periodista nicaragüense Dina Díaz (directiva de la Fundación Teaching Anticommunism In America), la propuesta anduvo de mano en mano de varios políticos hasta que el pasado 4 de marzo de 2021 fue aprobada, tras ser presentada por los representantes estatales republicanos Ana María Rodríguez, cubana americana y Ardian Zika, de origen yugoslavo y quien junto con su familia supo de los horrores del comunismo décadas atrás.
Es posible que dentro de la vorágine social y política de la actualidad esta iniciativa pretenda pasar desapercibida por determinados sectores e individuos, inclusive chocará con la gama de educadores que profesan abiertamente simpatías hacia este sistema; no obstante en este país de países donde si bien es cierto tampoco existe una democracia perfecta pero el sistema como tal funciona y se hace prevalecer, será de gran trascendencia para las nuevas generaciones desde esta época, que se conozca con aplomo educativo los sinsabores que esta doctrina ha traído en perjuicio de miles y millones de personas.
¡Valiente y necesaria iniciativa! Con la cual sus promotores se colocan en la cresta de una nueva etapa contra este maligno sistema. No olvidemos que los pataleos por hacer prevalecer al marxismo y la búsqueda del poder por parte de estos (aunque sellen sus discursos con la izquierda y apliquen sus políticas públicas con la derecha, como lo dijera Dilma Rousseff), no habrán de cesar.
La izquierda, esa “infantil enfermedad del comunismo” y el comunismo como tal, se tambalean.
El autor es poeta y periodista nicaragüense exiliado en Estados Unidos. Columnista Internacional.