Después que el Gobierno de Nicaragua rompió relaciones con Taiwán e inició relaciones con la República Popular China, y debido a las expectativas de apoyo económico que han surgido alrededor del gigante asiático, me di a la tarea de investigar su comportamiento en otros países de la región que ya tienen varios años de relaciones diplomáticas y comerciales con ellos. Entre estos Panamá, Costa Rica y El Salvador.
Me llamaron mucho la atención las cifras de sus intercambios comerciales y las ayudas que han brindado a estos países. Aunque lo que la República Popular China vende a los países centroamericanos con los que tiene relaciones, hasta ahora es inmensamente superior a lo que compra, esto se debe a los problemas logísticos que hay que resolver, además que para venderle a un país con una población que es la segunda mayor en el mundo hay que tener una industria desarrollada por las cantidades que solicitan.
En Costa Rica el gobierno chino donó un estadio de futbol que es orgullo tanto del donador como del receptor de la donación. En San Salvador están construyendo una biblioteca que se asegura será igual de imponente. En pocas palabras, se pudiera decir que de alguna manera China devuelve parte de sus inmensas ganancias producto del intercambio comercial en donaciones para el beneficio de nuestros pueblos.
El principal obstáculo de enviar mercadería a China radica en parte en los costos, el precio de enviar un contenedor seco a China ronda los 10,000 dólares y si es refrigerado el precio se incrementa. Pero en realidad, la intención de este artículo no es hablar sobre los costos de transporte, sino que destacar el valor que el gobierno popular chino da a la transparencia, honradez, honestidad, e integridad en sus relaciones comerciales.
Me llamó la atención que cuando construyeron el estadio de futbol en Costa Rica, todo el personal que lo construyó era chino, la comida venía de China, en otras palabras, su compromiso con los estándares ofrecidos era tal que para honrarlos solo confiaron en su gente. Así como son de celosos con sus obras, así también lo son en su lucha contra la corrupción.
El 3 de junio del 2021 (Xinhua), el funcionario de más alto rango en las autoridades anticorrupción de China pidió al mundo que se unieran para seguir la visión de una comunidad con un futuro compartido para la humanidad y construir un mundo limpio libre de corrupción. Zhao Leji, miembro del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y secretario del Comisión Central de Control Disciplinario del PCCh, hizo las declaraciones durante una sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre desafíos y medidas para prevenir y combatir la corrupción y fortalecer la cooperación internacional.
El compromiso chino en su lucha contra la corrupción es tan fuerte, que las últimas sentencias a muerte dictadas por los tribunales de China parecen una clara señal al mundo de que no se tolerará ni la corrupción ni nada que empañe su imagen de país moderno y pujante.
Un total de 89 países en el mundo han abolido la pena de muerte, pero China mantiene la pena capital. Últimamente se han visto varios casos, primero, la ejecución de Zheng Xiaoyu, exresponsable de la Administración Estatal de Alimentos y Medicamentos de China, quien fue encontrado culpable por corrupción al aceptar dinero de empresas farmacéuticas para que aprobara sus remedios. Luego se condenó a muerte a los implicados en el caso de los obreros de las fábricas de ladrillos de la provincia de Shanxi. También dieron a conocer la pena máxima a la que fueron sometidos 14 miembros de una banda en la provincia de Hebei, o el de tres traficantes ejecutados en la provincia de Fujian.
De acuerdo con Amnistía Internacional, en China se llevan a cabo más ejecuciones que en cualquier otra parte del mundo, con cifras que sobrepasan los mil condenados al año. Si la laboriosidad, constancia, dedicación y empeño del pueblo chino son dignos de imitarse, también debería ser su lucha por erradicar la corrupción, aunque debo aclarar que tengo mis reservas sobre la aplicación de la pena de muerte es este o cualquier otro caso.
El autor es comentarista político.