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Al nica no hay camisa que le quede

El pasado lunes 23 de octubre les prometí que mi artículo de hoy llevaría el título de: “Al Nica no hay camisa que le quede”. La idea surgió después de una larga conversación con un honorable miembro del partido de gobierno, quien ha estado en diferentes puestos públicos entre ellos el servicio diplomático. La plática se dio en referencia a la anécdota que comenté sobre las votaciones de 1974, que las ganó ampliamente el Partido Liberal Nacionalista que llevaba como candidato a la presidencia al general Anastasio Somoza Debayle. El candidato opositor al gobierno era el doctor Edmundo Paguaga Irías, quien corría por el Partido Conservador.

La pregunta que me hice en ese momento era, cómo es posible que un partido con una sólida base social que lo respalda, que gana unas elecciones con márgenes tan amplios, cuatro años más tarde es expulsado del gobierno por un pueblo con una sola consigna “basta ya”. Cuando en esos momentos éramos el granero de Centroamérica, teníamos una moneda estable, el porcentaje de desempleo y subempleo era mínimo, teníamos una clase media pujante y una empresa privada que venía empujando con fuerza. En pocas palabras y para que lo entiendan nuestros jóvenes, estábamos muy por encima de las economías de El Salvador, Honduras e inclusive de Costa Rica.

En la actualidad, según mi amigo —que como les comenté es miembro del partido de gobierno—, me hizo un recorrido por las bondades del actual gobierno, con las que estoy de acuerdo en parte, las cuales no tengo ningún problema en repetírselas. Según él, tenemos una moneda estable, tenemos una amplia red de carreteras de la mejor calidad y se siguen construyendo más, se ha pavimentado hasta el último barrio de la capital, tenemos centros de recreación y facilidades deportivas como nunca antes, hay más hospitales, centros de salud, escuelas y me enumeró algunos otros logros que los omito por razones de espacio.

 Aunque quiero hacer hincapié en que también me comentó que en estas elecciones (las municipales del 6 de noviembre) su partido no tenía necesidad de hacer ningún tipo de subterfugios, pues actualmente es mayoritario, bien estructurado y con amplia base social. Algo que tampoco tengo problema en aceptarlo, pues considero que en la actualidad los otros partidos que compiten en las elecciones municipales son cualquier cosa menos opositores. Uno que otros piden el voto para sus candidatos, pero tímidamente sin atreverse a explicar las razones.

 En mi caso que no pertenezco a ningún partido no me explican por qué tengo que salir a votar. Tal vez podría animarme si expusieran con honestidad y valentía las razones que los impulsa a optar por determinada alcaldía o concejalía. Pero ninguno lo ha hecho y para ser sinceros, no creo que ninguno tenga la más mínima posibilidad de alzarse con una alcaldía de importancia política o económica. Los aludidos podrían escribir un libro argumentando las razones por las que no lo hacen y posiblemente esté de acuerdo con sus argumentos, pero personalmente me cuesta aceptar la mediocridad en política, pues tengo en alta estima los valores de un líder.

Pero regresando a la pregunta de por qué si cuando en 1979 estando económicamente estables se alzó el pueblo sacando del poder a su presidente Anastasio Somoza Debayle, y hoy con todas las bondades que según mi amigo gozamos producto de las gestiones de su gobierno. La pregunta sigue siendo ¿por qué tanto desosiego? ¿Será porque en realidad no hay camisa que le quede al nicaragüense? No lo creo. Tiene que haber algo más.

Después de compartir mi inquietud con amigos de diferentes colores políticos, de dentro y fuera del país, llegué a la conclusión de que hay una cosa y ojalá el gobierno en turno lo entienda o la descubra. Si se llegara a producir ese milagro, gobernantes y gobernados nos ahorraríamos muchas vicisitudes.

Para finalizar, lo que encontré en mis pláticas e investigaciones como deseo supremo del pueblo, fue “democracia”. Podría escribir un libro sobre el significado de esa palabra, pero no creo que haga falta, pues presumo de la inteligencia de mis lectores y amigos.

El autor es comentarista político y directivo nacional de las Fuerzas de Veteranos de Guerra de La Resistencia Nicaragüense.

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