El único pacto verdaderamente importante que se ha respetado ha sido el Pacto Providencial que unió a los partidos opositores para poder derrotar al filibustero Walker, cuya historia todos conocemos
Una luz al final del túnel
Una rebelión sin marcha atrás
Para miles de nicaragüenses que se han rebelado, regresar a la situación anterior significa vivir fichado, sin trabajo, perseguido o ser asesinado. Es ahora o nunca.
Demoledor el informe CIDH
El explosivo informe es “preliminar” porque el informe final lo han ofrecido dentro de un mes
Un diálogo escabroso
Se necesita amar a Nicaragua para poder renunciar y eso es lo que le hace falta a la pareja presidencial, amor por Nicaragua y por su pueblo.
El diálogo no es la única solución
Algunos, creyendo que la otra alternativa es la guerra, sugieren hacer lo imposible por arribar a un acuerdo a través de concesiones mutuas.
La caja de los truenos
La decisión del presidente Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, rompe setenta años de neutralidad de EE. UU.
Límites y oportunidades del Diálogo
En definitiva, límites y oportunidades del Diálogo Nacional se confunden. Cualquier otra cosa que no sea el fin del régimen de Ortega, y recuperar la construcción democrática que interrumpió y nos condujo al derramamiento de sangre, solamente arriesga más catástrofe humana, económica y social
La fracasada obsesión de todo total
Según los videos que registran las escenas, los muchachos sembraban plantitas de árboles verdaderos en el lugar donde habían estado las monstruosas estructuras
Una oportunidad para refundar Nicaragua en “trámite rápido”
Nicaragua está de pronto ante una oportunidad de oro para refundarse. Pacíficamente. Y en un tiempo récord.
Diálogo para la democracia y la paz
El objetivo del diálogo es la construcción de la democracia en Nicaragua, de la nueva República, que solo se puede lograr si hay justicia ante tanta barbarie que ha venido a teñir de sangre —una vez más— nuestro glorioso pendón bicolor.
Sobre el posible diálogo nacional
La sociedad nicaragüense, especialmente su sector juvenil y universitario, ha pagado un gran costo por ejercer derechos garantizados por nuestra Constitución Política, como son los de expresarse, manifestarse y protestar pacíficamente