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Una luz al final del túnel

El único pacto verdaderamente importante que se ha respetado ha sido el Pacto Providencial que unió a los partidos opositores para poder derrotar al filibustero Walker, cuya historia todos conocemos

Nicaragua: la catástrofe previsible

Nicaragua y su gobierno sandinista pasaron debajo del radar de la comunidad internacional por años, lo que le permitió al presidente Daniel Ortega construir un autoritarismo progresivo que recién se visualizó tras el estallido social de este abril.

“No te vas, te quedás”

Como vemos con un ejemplo histórico, Anastasio Somoza Debayle pudo irse de otra manera, de una forma más digna y menos sangrienta.

Hacia la nueva etapa de represión orteguista

La represión judicial orteguista llevará al máximo la mentalidad orwelliana del régimen, los inocentes serán los culpables, las víctimas serán los agresores y cuando se reclame en el dialogo, la respuesta será: ustedes pidieron justicia.

Ortega rompió la marca

En la historia de las represiones ciudadanas, en tiempos de paz, los Ortega Murillo han superado en violencia homicida a los tres Somoza y a cualquier otro dictador. Zelaya, quien cayó en 1909, jamás mató a un solo manifestante.

Crisis de los derechos humanos

La situación de Nicaragua refleja una crisis política y del Estado de Derecho, pero sobre todo pone en evidencia una profunda crisis de los Derechos Humanos.

Estallaron todos los agravios

La chispa, pero solamente la chispa que incendió la pradera, fueron las reformas al Instituto de Seguridad Social (INSS)

Nicaragua tiene cáncer…

Estoy viva porque, de todos los tratamientos que me ofrecieron, escogí aquel cuyas estadísticas de desterrar al monstruo, eran más eficaces

Prohibido olvidar estos muertos

¡Ay! ¡Ay! La patria llorando está. Parecen gritos de parto, los que se oyen por allá. Ningún dialogo tiene sentido sin justicia para estos muertos.

La insurrección de los estudiantes

En esta insurrección cívica que aún no termina, hemos visto escenas que jamás se han visto ni en las películas, como la población civil en actitud verdaderamente cristiana y solidaria, devolviendo a los supermercados Palí el botín que los vándalos, a la vista y paciencia de la Policía, se habían llevado a sus casas.