Auxiliadora Rosales
Tradicionalmente se considera que un bebé entre más “gordito” más saludable está. Pero lo cierto es que la obesidad se ha constituido en el trastorno nutricional más frecuente durante la infancia y adolescencia y está considerada como la enfermedad crónica no transmisible más prevalente en el mundo.
Aunque en Nicaragua no existe un estudio específico, se calcula que más del 25 por ciento de los niños en edades pediátricas ya tienen problemas de sobrepeso y obesidad infantil.
La mejor manera de darse cuenta de que si su niño pasa la barrera del peso adecuado es a través de los controles mensuales que le debe realizar durante el primer año de vida.
“La visita mensual al pediatra permite evaluar el crecimiento y desarrollo del niño. Esa es la mejor forma para darse cuenta si hay sobrepeso o no, porque en esas mismas tablas se encuentran los parámetros ideales de peso y talla”, afirma el doctor Enrique Medina, pediatra endocrinólogo y presidente de la Fundación Nicaragüense para la Diabetes.
Para el especialista, la obesidad y el sobrepeso infantil deberían considerarse un problema de salud pública, ya que es el caldo de cultivo de muchas enfermedades crónicas que matan a la población en general.
LECHE MATERNA
De acuerdo con el doctor Medina existen dos factores que los padres de familia deben tomar en cuenta para mantener el control adecuado del peso de su hijo. Primero, la alimentación balanceada de acorde a la edad y segundo, la promoción de la actividad física desde la más temprana edad.
En cuanto a la alimentación adecuada, los padres tienen que saber que un bebé solo debe ser alimentado con leche materna en los primeros meses de vida porque no existe ninguna fórmula industrializada que compita con este alimento.
“Las madres tienen todo un reto porque la lactancia materna en el país ha disminuido”, asegura el especialista.
El pediatra explica que la leche materna no solo previene la obesidad, sino también una serie de trastornos alimenticios en el primer año de vida.
SIEMPRE EN MOVIMIENTO
Para el pediatra, el pilar fundamental de una estrategia de prevención y tratamiento de la obesidad se centra en la actividad física y no precisamente en la dieta, porque un niño que está activo gasta mucha energía y puede comer de todo.
Por eso se recomienda que todo niño realice actividades físicas de acuerdo a su edad.
Puede llevarlo a nadar, entre otras actividades. Cuando se siente, déjelo que interactúe al aire libre y cuando empiece a gatear permítale que desarrolle sus actividades psicomotoras.
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