ELBA CRISTINA PARRALES
Acostada sobre su cama, Sofía, de 30 años, piensa en los problemas que ha tenido últimamente: su relación amorosa fallida, problemas laborales, deudas, sucesos que la inundan de preocupación. Siente angustia y empieza a tener sudoración excesiva. Las palpitaciones de su corazón se aceleran y empieza a sentir un profundo temor para dormir, pues piensa que está enferma y que puede morir.
Sofía ha tenido esos síntomas varias veces. Cuenta que incluso se ha realizado exámenes físicos para determinar si padece alguna enfermedad. Los resultados han revelado que está sana. Pero, ¿por qué siente taquicardia, le falta el aire y se marea? El diagnóstico final es ansiedad.
Según el diccionario de la Real Academia, la ansiedad es un estado de temor que acompaña muchas enfermedades y que no permite el sosiego de quien la padece.
La psicóloga Karla Caballero explica que la ansiedad es una respuesta que se produce cuando hay una percepción de una amenaza. La persona piensa que algo terrible le va a pasar que puede causarle daños emocionales, físicos y hasta la muerte.
En ciertos casos, la ansiedad puede ser una advertencia de que efectivamente está frente a un peligro físico o incluso ante una situación social que pueda provocar nervios a la persona que lo siente.
“Hay distintos niveles de ansiedad. La persona puede sentirla incluso solo con el hecho de imaginarse a sí misma ante una situación peligrosa. Las cosas horribles que piensa que le pasarán le harán sentir angustia y hasta creer que efectivamente está enferma”, afirma la psicóloga.
Pero el cuadro puede salirse de control cuando la persona está frente a situaciones que no son reales, por ende exagerará. La especialista refiere que estos casos son un trastorno de ansiedad y necesitará atención psicoterapéutica. Uno de los problemas mayores de tener ansiedad es que en vez de proteger o alertar ante una situación o de un peligro real, impide actuar de un modo eficaz y lograr lo que se quiere, como encontrar solución a los problemas que están provocando la ansiedad.
Síntomas más comunes
En los trastornos de ansiedad, la amenaza percibida es irreal o exagerada, pero suficiente como para hacer que el sistema se active como si tuviera que protegernos de una terrible amenaza.
Tener ansiedad de hablar en público, caminar sobre una calle que pudiera ser peligrosa no llega a ser un problema porque la persona se pone en alerta. Pero hay a quienes les empeora con el tiempo y sienten miedo hasta de salir de sus casas, pues es común que sientan pánico, estrés, fobias y síntomas físicos.
“Los síntomas de la ansiedad son variados, pueden ser cognitivos, afectivos, conductuales y fisiológicos. Al mismo tiempo, las reacciones pueden ser de tres tipos: movilización, inhibición y desmovilización”, explica Caballero.
Es por eso que la persona puede estar constantemente nerviosa, temblar, suspirar con tristeza, sentir palpitaciones, sudoración y aumento de la presión sanguínea. Asimismo, puede tener problemas para recordar y hasta confusión mental. También palidez, movimientos torpes y problemas para hablar. Hay síntomas más severos como hipertensión, desmayo, insomnio, dolores abdominales, náuseas y la sensación de fallecer.
La ansiedad se puede tratar con medicinas y terapias, o ambos, como es el caso de Sofía. Caballero recomienda a las personas que sienten ansiedad por primera vez que identifiquen qué problema está causando tanta angustia, ya que de esta manera puede evitar futuros ataques de ansiedad, en la medida que va resolviendo los problemas que le aquejan.
“Es importante autocontrolarse, mantener la calma, hacer ejercicios de respiración y repetir mentalmente que todo saldrá bien. Si los ataques de ansiedad se vuelven repetitivos, será necesario acudir donde un psicólogo que le brinde ayuda”, finaliza la psicóloga.
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