Hacerse mayor supone aceptar el peligro de padecer ciertas enfermedades, entre ellas las cardiovasculares, que se han situado como el principal factor de mortalidad entre las personas mayores de 65 años, causando hasta el 45 por ciento de los fallecimientos en estas edades.
¿CÓMO PREVENIRLA?
Las recomendaciones consensuadas en la reunión anual de la Sociedad Española de Cardiología persiguen el objetivo de “preservar al máximo su capacidad funcional y cognitiva, y asegurar la mejor calidad de vida del anciano”, según el doctor Manuel MartínezSellés, presidente de la sección de cardiología geriátrica de la SEC.
Como parte de las recomendaciones está modificar el estilo de vida para mejorar el estado general de salud.
Es importante eliminar el consumo de tabaco y realizar ejercicios físicos.
Asimismo no dejar de tomar el tratamiento de la hipertensión. Aunque cada caso debe ser analizado de forma individualizada.
Otro elemento importante que debe cuidarse cuando se padece de una enfermedad cardiovascular es controlar la dislipidemis, es decir, la alteración del metabolismo de los lípidos. Los niveles adecuados del conocido como “colesterol malo” en prevención primaria, que hace referencia al paso previo a la aparición de la enfermedad.
CONTROLES MÉDICOS
Por último, el documento sobre las pautas de prevención aconseja la eliminación de trombos o coágulos mediante el consumo de aspirinas para todos los casos de prevención secundaria que no tengan un riesgo hemorrágico elevado, eso siempre debe ser consultado por su médico de cabecera.
Esta última recomendación se limita en la prevención primaria a los pacientes con un alto riesgo de padecer estos problemas.
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