Cuando se habla de Las Segovias vienen a la mente plantaciones de pino, café, tabaco y entre los pequeños productores abundante producción de granos básicos, principalmente maíz. Sin embargo, en los últimos años algunos municipios de esta región —que forman parte del Corredor Seco centroamericano— han sido los más castigados por los efectos de la sequía. En algunos ciclos productivos el daño ha sido tan severo que ha llevado a pensar que la agricultura puede desaparecer en esa zona.
Sin embargo, el resultado del estudio Escenarios del Cambio Climático en Las Segovias demuestra que la vulnerabilidad de la zona puede transformarse en una gran oportunidad para que en dicho corredor se incremente la producción de granos básicos, principalmente sorgo y frijol, que ganarían aptitud con el nuevo régimen de precipitaciones y el incremento de la temperatura.
En base a datos históricos del clima y el comportamiento económico (uso de combustibles y energía y desarrollo económico) de la zona, se proyectó el futuro del clima para los departamentos de Nueva Segovia, Madriz y Estelí.
“No son escenarios apocalípticos, simplemente son nuevas condiciones. Las precipitaciones se reducirán y cambiarán los patrones de distribución. Lloverá más en menos tiempo, entonces los suelos que carezcan de una adecuada cobertura forestal no infiltrarán ni drenarán adecuadamente esa cantidad de lluvia”, detalla Douglas Nahúm Benavídez, director nacional del proyecto Enfoque Territorial del Cambio Climático (TACC por sus siglas en inglés), promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que realizó la investigación.
Este nuevo patrón de lluvias vendrá acompañado de un incremento de la temperatura promedio. “Aunque esto perjudica a algunos cultivos a otros los beneficia. Por ejemplo, el maíz con mayor radiación solar puede producir más siempre y cuando tenga el agua suficiente para el desarrollo, entonces con estas nuevas condiciones pierde aptitud por su alta demanda de agua. Pero otros como el frijol la mantienen, en cambio el sorgo gana aptitud”, afirma Benavídez.
CONVERTIRLO EN OPORTUNIDAD
Incluso, en el caso del maíz y otros cultivos que perderán aptitud, no es que vayan a desaparecer de la zona. Si se aplican medidas de adaptación como conservar el suelo y cosechar el agua, pueden conservarse.
“Aunque tengamos temperaturas más altas eso lo podemos volver a nuestro favor. Si tenemos agua almacenada ese aumento puede significar mayor capacidad fotosintética de la planta y se puede traducir en mayores rendimientos de los cultivos. Siempre y cuando tengamos el suelo bien protegido y el agua suficiente. También hay que trabajar por conservar la cobertura forestal que todavía tenemos en la zona para infiltrar agua”, explica Benavídez.
Otra recomendación es diversificar las fincas con frutales y leguminosas para tener distintas opciones a la hora de enfrentar pérdidas con los granos básicos. “Por eso insistimos en que esta amenaza se puede convertir en una oportunidad”, apunta Benavídez.
El proyecto TACC realizó también el inventario Tecnologías de Adaptación al cambio Climático en Las Segovias, que se centró en los seis municipios más afectados por la variabilidad climática: San Lucas, Totogalpa y Telpaneca, de Madriz; Santa María, Macuelizo y Mozonte, de Nueva Segovia. Los resultados revelaron que productores de esa zona aplican al menos 16 tecnologías que protegen contra los efectos del cambio climático.
Las más usadas son las barreras vivas y muertas, los diques de contención, el uso de variedades de ciclo corto, material vegetativo para protección del suelo, y captura de agua de lluvia de techos y escorrentías.
SIGUIENTE PASO ES MASIFICARLAS
“Los productores las están usando, pero ahora nos falta masificar este uso, porque nos dimos cuenta que están focalizados y eso lo está provocando la forma en que las estamos transfiriendo y abordando el tema”, lamenta Sonia Nohemí Gómez, del proyecto TACC.
Ambas investigaciones fueron presentadas en el Foro Nacional del Cambio Climático que concluyó ayer en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Para superar este obstáculo “estamos recomendando mejorar los mecanismos de comunicación y de transferencia de estas tecnologías a nivel de los medianos y pequeños productores y hacer un trabajo conjunto que incluya las comunidades, municipalidades e instancias centrales para que todas la legislatura e información que existe se pueda condensar en una política que se implemente posteriormente”, manifiesta Gómez.
Este proyecto también determinó que se debe poner fin a la dependencia que crean los productores hacia las organizaciones que los apoyan. No se puede seguir “entregando la asistencia” hay que buscar nuevos mecanismos de transferencia.
Para Gómez estos seis municipios del Corredor Seco en los que se realizó el inventario se están convirtiendo en modelo para que otras zonas del país repliquen su experiencia. “Han llegado productores y representantes de instituciones de occidente y del centro del país para conocer la experiencia para aprender de ella y tratar de replicarla”, dice Gómez.
Prevención y adaptación
Ante recientes críticas de académicos que estiman que en lugar de promover medidas de adaptación a las nuevas condiciones climáticas debe atacarse el origen del problema, el representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Mario Aldana, estima algunos cambios, como los nuevos patrones de lluvia que son efecto de los fenómenos El Niño y La Niña, son irreversibles, por lo que la única salida que queda es adaptarse a ellos.
Otros en cambio, como el deterioro de los suelos, pueden prevenirse con buenas prácticas que van a evitar el deterioro ambiental. “Hay formas preventivas, de mitigación y de adaptación y al final de cuentas lo importante es encarar el problema”, dice Aldana.
No se incluyó al café
Según el Cuarto Censo Nacional Agropecuario (Cenagro 2011) en conjunto Nueva Segovia, Madriz y Estelí albergan 42,825 manzanas de cafetales de las 180,219 que existen en todo el país. Sin embargo el proyecto Enfoque Territorial del Cambio Climático (TACC por sus siglas en inglés), no incluyó esta actividad.
“El café no se incluyó en el estudio, porque el CIAT (Centro Internacional de Agricultura Tropical) ya publicó una investigación que dice que con las nuevas condiciones climáticas algunas tierras de la zona perderán aptitud, por lo que el café tiene que migrar a tierras más altas en busca de temperaturas y suelos más aptas”, dice Douglas Nahúm Benavídez, director nacional
del TACC.
Ganadería intensiva
Para la ganadería, por ser una de las actividades que más genera gases de efecto invernadero, el proyecto Enfoque Territorial del Cambio Climático (TACC por su sigla en inglés), estima que de manera especial en las comunidades del Corredor Seco debe transformar el modelo extensivo por uno más tabulado o combinado con árboles forrajeros (silvopastoril) que aporten nutrientes al ganado y masificar el uso de biodigestores que reducen la liberación de estos gases y el uso de leña.
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