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Manuel Maldonado, Rubén Darío y Santiago Argüello. LA PRENSA/ CORTESÍA

Maestro del romance popular

Las lecciones de Santiago Argüello (amigo de Darío) impactan por su erudición y estilo elegante, de fácil lectura, pero sobre todo por el pensamiento progresista que las anima.

Promotor de la obra de Azarías H. Pallais, José Argüello Lacayo (filósofo, teólogo y maestro, nacido en Managua en el año de 1952) nos entrega ahora dos libros del educador y poeta leonés, Santiago Argüello Barreto (1871-1940): Una antología poética y una selección de sus Lecciones de Literatura Española (publicada en Guatemala, en vida del autor).

Las lecciones de Santiago Argüello (amigo de Darío) impactan por su erudición y estilo elegante, de fácil lectura, pero sobre todo por el pensamiento progresista que las anima.

CON SENCILLEZ Y ROMANCE

El autor prefiere el romance popular (“el único que pasa directo desde el propio corazón hasta el alma de la posteridad”) al culto; y celebra la sencillez expresiva de Gonzalo de Berceo (1197-1264). Como eclesiástico, Berceo pertenece al mester de clerecía (poesía culta), pero su estilo espontáneo lo acerca al mester de juglaría (poesía popular). Como los exterioristas del futuro, Berceo, “cuando hizo versos los hizo como hablaba”.

También, destaca el contenido contestatario de la obra del Arcipreste de Hita (1284-1351), que arremetió contra “clérigos abarraganados” y “caballeros malandrines”; así como el naturalismo de La Celestina (“literatura de lo real”).

En otros capítulos señala los aportes de Juan Boscán para renovar la lírica española, sin que por eso dejara de ser “un pésimo poeta”. Estos aportes fueron “llenados de poesía” por Garcilaso de la Vega: “Garcilaso no es grande por haber sido innovador: hizo triunfar la innovación por haber sido grande”, cita.

LA INFLUENCIA ÁRABE Y EL CASTELLANO

En sus ensayos sobre el castellano, convertido en lengua nacional por Alfonso X El Sabio (coronado en 1252), Argüello Barreto explora la enorme influencia árabe en Europa, tanto en las ciencias y la filosofía, como en la literatura.

Alfonso X, creador de la Escuela de Traductores de Toledo (formada por eruditos latinos, hebreos e islámicos), ordenó la traducción al español de varias obras árabes, entre ellas la colección de cuentos iraníes, Calila y Dimna. La influencia oriental es evidente, por ejemplo, en El Conde Lucanor (1335), del Infante don Juan Manuel, y en El Quijote de Cervantes.

Las lecciones llegan hasta el dramaturgo Lope de Rueda. Un volumen preparado por Argüello sobre el Siglo de Oro español se extravió después de su muerte. Curiosamente, la traducción de Azarías H. Pallais de La Ilíada corrió la misma suerte.

Lecciones de literatura española no tiene la abundancia de datos ni el distanciamiento profesoral de los textos escolares. Pero por las visiones personales del autor y su íntimo conocimiento de los temas tratados, debe ser vademécum indispensable para profesores de literatura española en estos tiempos difíciles, cuando la página escrita compite en condiciones de desventaja con la imagen electrónica.

ARGÜELLO POETA

Páginas selectas, con prólogo de José Luis Velásquez, recoge poemas de Santiago Argüello (escogidos por José Argüello Lacayo), uno de los pocos poetas modernistas nicaragüenses, a parte del Príncipe de las Letras Castellas y Poeta Niño, Rubén Darío, que gozaron de cierta fama en el exterior.

Cuando falleció, sus deudos pidieron a la Curia que su cuerpo reposara en la Catedral de León, al lado de Darío, en un monumento similar al de este. La Curia se opuso. ¿Visión de futuro o rechazo a la heterodoxia teosófica del difunto?

Argüello pertenece a esa generación de contemporáneos de Rubén, cuyos poemas hicieron pensar a muchos que la poesía nicaragüense había muerto de parto con el nacimiento del Príncipe de las Letras Castellanas.

Si bien sus Elegías del labrador son rescatables (especialmente la tercera y la quinta), su poesía quedó anclada en el pasado, sin alcanzar la fuerza poética de otros modernistas nicaragüenses, como Lino Argüello (víctima de la bohemia), Ramón Sáenz Morales, sonetista rural, y Alberto Ortiz, fallecido prematuramente. Fue necesario el surgimiento de tres poetas con voz propia, Pallais, Alfonso Cortés y Salomón de la Selva, para que la influencia dariana se renovara y proyectara a lo largo de todo el siglo XX.

Acertadamente, en su libro Héroes sin fusil, Jorge Eduardo Arellano incluye a Argüello, no entre los poetas (describe su modernismo como “hojarascas verbales”), sino entre los educadores. Y es esta faceta del insigne intelectual leonés la que más puede iluminarnos a través de las valiosas publicaciones que hoy en día todos comentamos.

Boletin Cultura literatura Romance

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