Fernando Silva, poeta y narrador nicaragüense, a sus 88 años acaba de concluir una nueva obra, un poemario de aguas y paisajes que ha llamado; De su puño y letra, que espera sea publicado por la Academia Nicaragüense de la Lengua.
A pesar de su delicado estado de salud que lo ha dejado en silla de ruedas y la pérdida de su esposa, Silva continúa escribiendo sus versos inspirados en su vida en el río San Juan.
El escritor dice que quedó huérfano en la infancia y la falta de su madre, Concepción Espinosa, vino a ser ocupada por la poesía que descubrió durante su estancia en el río, al lado de su padre, Francisco Silva Guerrero, vivencia que dio origen a la novela El comandante.
En 2012, la editorial Hispamer publicó la antología: Los Cuentos de Fernando Silva . Y en el 2014, apareció De tierra y agua ; en Ediciones Distribuidora Cultural el libro y 9 cuentos de ahorita, en la Academia Nicaragüense de la Lengua.
¿A sus 88 años como concibe la poesía?
Es ilógica, primero porque el pensamiento expresado no es la realidad, sino lo que inventa de la realidad por el poder de la poesía.
Segundo, la poesía no deja de ser lo que es, podrán ponerle el valor del oro o plata, y su único valor que le puede servir es el tiempo, porque después de mucho tiempo es poesía.
Y tercero, la poesía no puede variar de un punto a otro, quiere decir que es inamovible, porque si es poesía, ya está, basta con que sea poesía, es todo.
REFLEXIONES SOBRE EL AGUA
A pesar de su edad y salud delicada, ¿tiene escritos nuevos?
Si porque mi pensamiento es de poesía, todo es de poesía.
En estos días me estaba picando la cabeza y dije lo siguiente: Me pica la cabeza, con la mano me rasco, y es como si leyera un poema malo que está molestándome, y voy a romper.
Ahora, estos poemas de agua, son del agua pura, el agua tiene una virtud, no tienen ningún gusto, sin embargo, tienen un gusto que uno no lo olvida, que es el gusto de la vida.
Cuando llueve el agua no es la misma que cae.
El agua que viene de la nube es más pura, pero en el aire se llena del polvo del aire y cae. Ahora la grama, es de las pocas plantas que goza el agua, se chupa el agua, vive del agua, aún viviendo en la tierra.
Ha sido un habitante del agua, ¿cómo ha sido su vida en el Lago de Nicaragua?
Llegué de 7 años al río San Juan y me vine de 21 años.
Antes había venido al colegio, pero era para los días de clases, pero vivía en el río, y cuando volvía al río me sentía como cuando uno se pone una camisa limpia, y me sentía catrín, galán y elegante.
¿Los Cuentos de Fernando Silva , pueden leerse como una obra dedicada al río?
Nunca he salido del agua, ni cuando me baño. Me siento en el agua como si fuera un pez de agua dulce, porque el agua salada no me interesa, me gusta el agua pura, solo agua y más agua.
Como será que cuando estoy durmiendo pienso en el río, que me monto en un bote y me voy canaleteando sobre el río, y me duermo pensando en el gusto del agua.
EL RÍO DE LA VIDA
¿Agua en la poesía, agua en la filosofía?
Si agua del mundo. Y vemos que hay más agua que tierra, sin embargo, el agua dulce predomina porque es agua que se bebe, que nutre el cuerpo, en nuestro cuerpo el cuarenta por ciento es agua, andamos flotando. Y por eso digo que nosotros somos peces que flotamos en ese río incalculable de la vida.
¿Escribir le anima a seguir en la vida?
Sí, pero el tiempo también es el que está más cerca del olvido. Por eso es que a veces no entendemos el tiempo, porque hay un sinónimo entre tiempo y olvido.
También me animan las visitas, vos.
Viene mi nuevo libro de poesía, es muy bonito su título: De su puño y letra , ahí estarán estos poemas de agua, y otros más, porque soy un inventor de la palabra que es un estuche que lleno.
OBRA RECONOCIDA
Fernando Silva Espinosa, nace en Granada, un 1 de febrero de 1927. Médico, poeta, cuentista, novelista, ensayista, lingüista y pintor; perteneció a la llamada Generación de los cincuenta; recibió influencias de poetas vanguardistas y exterioristas como José Coronel Urtecho, Joaquín Pasos, Pablo Antonio Cuadra y Ernesto Cardenal.
Su escritura ha merecido reconocimientos: En 1955, el Premio en cuento del Concurso Nacional de Periodistas de Centroamérica.
En 1957, el Premio Nacional Rubén Darío. En 1976, el Premio de La Prensa Literaria (Cuento), por su libro Las chicharras, tres mujeres y más cuentos. En 1985, la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío.
SEIS DÉCADAS
“Hay días que le pido a Dios me lleve”, dice el poeta ante la dura realidad que enfrenta; no obstante continúa en la batalla del día a día, acude a las terapias, dedica tiempo a leer; pero resiente la falta de llamadas o visitas de sus amigos cercanos que parece que le han olvidado.
De puño y letra, dice que viene a sumarse a su obra poética que despuntó en 1952 con el libro Barro en la sangre. Desde entonces han pasado más de seis décadas.
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