La falta de tacto con que el presidente inconstitucional Daniel Ortega abordó el caso de la masacre de una familia en Las Jagüitas en su discurso del 19 de julio solo ameritó críticas. A Ortega le señalan que tuvo falta de sensibilidad al abordar el tema, pues solo mandó a revisar los operativos policiales antidrogas, cuando debió pedir perdón y comprometerse en que habrá justicia.
La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, consideró una grosería, además una falta de tacto impresionante decir que ya la Rosario (Murillo) había dado sus condolencias a la familia Reyes Ramírez. La noche del 11 de julio, a causa de un ataque policial, esa familia perdió a Katherine Ramírez, de 22 años, y los niños Efraín Ramírez (11 años) y Aura María Reyes Ramírez (12). Y con heridas graves resultaron Myriam Natasha Guzmán Ramírez y Axel Reyes, de 5 y 13 años, respectivamente.
Núñez dice que Ortega debió haber expresado su pesar, su dolor y ubicar en su verdadera dimensión la gravedad del hecho, por lo que al referirse exclusivamente a la revisión de los operativos antidrogas atropelló emocionalmente una vez más, el dolor de la familia, sobre todo el de la madre.
Hubiera dicho: me siento responsable, pido perdón al pueblo de Nicaragua por este comportamiento, indica Núñez y con ella coincide el general en retiro y diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen), Hugo Torres.
PIDIÓ JUSTICIA PARA OTROS, PERO PARA FAMILIA NICA NO
Tenía que pedir perdón a las familias de los asesinados y de los agredidos y a la ciudadanía en general por esos crímenes de (parte de) una institución que la dirige él, dijo Torres, quien apuntó que Ortega tampoco pidió justicia.
Pide justicia para los independentistas puertorriqueños, pide justicia para los ciudadanos norteamericanos agredidos por la Policía allá (en Estados Unidos), pero no aplica ese mismo rasero adonde debería hacerlo, que es aquí en Nicaragua, aseguró Torres.
Para Torres, el hecho de que Ortega no manifestara una condena a la masacre policial es un mensaje subliminal a la Policía Nacional, que implica que pueden hacer lo que sea sin recibir castigo y agregó: Yo creo que eso fue un escarnio a la familia (Reyes Ramírez) que estaba esperando una palabra en favor de la justicia, una palabra de reproche a tales hechos y la solicitud de perdón.
Para el investigador en temas de seguridad, Roberto Orozco, lo mínimo que debió haber dicho Ortega era que aplicarían justicia y el no hacerlo indica un desprecio total a las víctimas y revela una intención de defensa a la institución policial, cuando la masacre no amerita ningún tipo de defensa, pues en Las Jagüitas hubo una desgracia provocada por oficiales de la Policía.
La directora del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp), Elvira Cuadra, señaló que la revisión de la cual habló Ortega, no debería limitarse a los operativos antinarcóticos, sino a toda la actuación de la Policía. Cuadra agrega que mucho del descontento de la gente con la actuación de la Policía no se limita a este caso, sino a otro tipo de actuaciones. Y sobre todo, apuntó Cuadra, que la misma Ley de la Policía afirma que la base de la actuación de esa institución, toda la misión y sentido de ser de la Policía es un modelo preventivo, proactivo y de comunidad, por tanto, que está basado en una relación muy fuerte con toda la sociedad.
El funcionario de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), Denis Darce, dijo que esperaba un compromiso de Daniel Ortega de que realmente garantizaría el acceso a la justicia de las víctimas. Y por tanto, aseguraría una investigación sobre la actuación policial sobre este y otros casos que han habido. Que respaldaría una investigación real, objetiva independiente y autónoma.
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