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Fabio Buitrago Vannini, ecólogo y máster en buceo. LA PRENSA/Uriel Molina

“Somos una especia en extinción”

Lo han mordido tiburones, cocodrilos, serpientes y tortugas. Lo han picado rayas y alacranes. Un día casi cae dentro del volcán Masaya y al otro una piedra enorme casi se lo lleva cuando bajaba el cráter del volcán Apoyeque.

Lo han mordido tiburones, cocodrilos, serpientes y tortugas. Lo han picado rayas y alacranes. Un día casi cae dentro del volcán Masaya y al otro una piedra enorme casi se lo lleva cuando bajaba el cráter del volcán Apoyeque. ¿Aventurero? Curioso, más bien, dice Fabio Buitrago Vannini quien asegura que toda su pasión por la naturaleza comenzó un día que su padre le enseñó la magia del buceo.

“En uno de sus días de buceo mi papá me dijo que pusiera la máscara, que probara a ver si podía respirar y me metió bajo el agua. Me habrá sumergido unos 30 metros. Desde ese momento que vi los pececitos y las demás cosas bajo el agua quedé encantado. Pasé marcado con ese recuerdo y al mismo le atribuyo lo que soy”, cuenta Buitrago, quien tiene más de 20 años involucrado en temas de ecología y medioambiente, además es el único con una academia de Buceo con nivel internacional.

En ese entonces Fabio Buitrago tendría 6 o 7 años, pero desde ese momento se interesó por todo lo que tenía que ver con la naturaleza, los animales y sobretodo el mar. Durante su secundaria trabajó con animales, aprendió a disecarlos, medirlos y conocerlos. Su sueño era estudiar biología marina, pero se tuvo que conformar con la carrera de ecología en la Universidad Centroamérica, que era la única con un perfil más científico. Desde entonces se le ha visto involucrado en cantidad de temas ambientales en todos los ámbitos, desde las áreas protegidas, las zonas costeras, los arrecifes de coral, el buceo, la fotografía submarina y más.

Hasta el año pasado se manejaba entre sus tres pasiones: la ecología, el buceo y la música. Fue miembro del grupo musical La Cuneta Son Machín desde su fundación, pero en el 2014 decidió dedicarle más tiempo a su academia de buceo con el interés de seguir conociendo el mar, algo a lo que le gusta llamar el agujero negro de los nicaragüenses por la escasa información que se tiene. Desde ahí sigue participando en temas de ecología, haciendo análisis de lo que tiene que ver con el medioambiente y a la vez continúa con sus investigaciones. En esta entrevista habla sobre sus experiencias más extremas, los problemas que ha tenido y la postura que él ha elegido tomar al respecto.

¿Desde pequeño trabajó con los animales y la naturaleza?

Mis recuerdos de niño son de tanques de buceo, buzos y barcos. Mi papá me montaba en los barcos siempre. Él participaba en un grupo de buceadores, era un club de buzos. Ellos, incluso, fueron el grupo de buceadores que halló el avión hundido en Xiloá y sacaron el motor, pero fue hasta en la secundaria que empecé a trabajar con animales, especialmente con peces y animales acuáticos. Tuve la suerte que me tocara estudiar con el padre jesuita Ignacio Astorqui, quien escribió el primer libro de peces en la historia de Nicaragua. Una buena parte de secundaria fui una especie de su asistente-pupilo, él tenía peces en peceras, tenía un caimán, un cuajipal y él me enseñó a disecar animales, a medirlos, a saber cómo se llamaban, las diferencias en las aletas y de ahí siguió creciendo mi interés por la naturaleza, no solamente con los peces, los peces eran los que más me llamaban la atención por la experiencia que había tenido con mi papá, pero la naturaleza en general.

¿Qué tal fueron sus primeras experiencias?

Fue al terminar la secundaria que empiezo a trabajar en esto. En Nicaragua no había carreras, las únicas eran biología en la Unan Managua y Ecología en la UCA, las carreras de biología incluso estaban más tiradas a la parte pedagógica para enseñar y no tanto a la investigación que era lo que a mí me interesaba. Entonces comencé a estudiar ecología en el año 1992 y empecé a trabajar inmediatamente en ese campo. Iba a criaderos de fauna silvestre. Me contrataban de Carazo, Montelimar, el Crucero, Tipitapa. Comencé a vincularme mucho con el manejo de ranas, tortugas, reptiles en cautiverio. Mientras estudiaba yo tenía la fama de que era el que agarraba las culebras. Luego un profesor que sabía que yo andaba metido en eso me dice: “Estamos trabajando en Río San Juan y estamos buscando a alguien que haga una investigación con cocodrilos”. Y dije entonces: Vámonos. Ahí empezó todo.

¿Cuáles son las experiencias más extremas que ha vivido?

Me ha mordido un tiburón, un cocodrilo casi me arranca la mano, me han mordido serpientes, tortugas, me han picado rayas, me han pinchado alacranes, de todo me ha pasado realmente. Bajo el agua he estado cerca de animales grandes como ballenas jorobadas, he visto la cópula de las tortugas. También me escapé de caer en la cúpula del volcán Masaya y casi me cae una piedra enorme bajando el cráter del volcán Apoyeque. Y nada de esto me ha hecho sentir que estuve en peligro. Son más bien, situaciones en las que uno se da cuenta de lo pequeñito y vulnerable que somos y de la maravilla que son los animales y el medio ambiente.

¿De dónde saca ese espíritu aventurero?

Yo diría más que espíritu aventurero es curiosidad científica, tengo un hambre y sed de conocer, de entender de mejor manera las cosas que pasan y eso me lleva a profundizar cada vez más en las ciencias naturales y sigo aprendiendo todos los días. Quiero conocer más y saber más en diferentes cosas. Yendo más profundo he encontrando cosas asombrosas, creo que eso es algo que he heredado de mi padre y de mi madre, que tienen ese deseo de aprender, de conocer y nunca dejar de estudiar.

 “En Nicaragua la vulnerabilidad ante el cambio climático es enorme y las políticas públicas deberían abordar con seriedad y responsabilidad el manejo de los recursos naturales para reducir esa vulnerabilidad”. Fabio Buitrago Vannini, ecólogo y máster en buceo. LA PRENSA/Uriel Molina
“En Nicaragua la vulnerabilidad ante el cambio climático es enorme y las políticas públicas deberían abordar con seriedad y responsabilidad el manejo de los recursos naturales para reducir esa vulnerabilidad”. Fabio Buitrago Vannini, ecólogo y máster en buceo. LA PRENSA/Uriel Molina

¿Ha tenido inconvenientes con instituciones o autoridades del ambiente por sus apreciaciones a lo largo de su carrera?

En muchos casos he encontrando dificultades para hacer mi trabajo. En un momento en el que no me dejaban entrar a la terminal pesquera en San Juan del Sur, ha habido momentos en que las Alcaldías de lugares donde trabajo organizan actividades y convocan a la misma gente que iba a participar en actividades que yo estoy organizando. Otros momentos en que se me han negado permisos para hacer investigaciones o cualquier actividad. Y siento que todo esto es parte de ese interés de que no esté investigando ni haciendo cosas o averiguando otras que podrían de alguna manera perjudicar al Gobierno o algunas instituciones del Gobierno.

Usted ha hecho muchas denuncias en estos temas, ¿también eso le ha generado problemas?

A veces ha sido por denuncias o por hacer públicas decisiones que ha tomado alguna institución del Estado y que eso los ha perjudicado de alguna manera. Un caso puntual, por ejemplo, fue aquella vez que estaban desembarcando un barco entero de origen asiático que venía de Costa Rica con aletas de tiburón, que yo lo hice público y que es ilegal de acuerdo a la Ley de Nicaragua. De alguna manera parece que el Gobierno de Nicaragua tenía algún interés en que se descargaran esas aletas en el país, a pesar de que eso es ilegal de acuerdo a las leyes vigentes. Ese es uno de los casos en los que se me ha visto denunciando y haciendo pública una situación ilegal, anómala e incoherente, después ha sido el tema de la pesca con bombas, en la que también se ha visto cierta incapacidad del gobierno y de las instituciones relacionadas en poder frenar estas prácticas.

¿Y cómo toma usted eso?

En algún momento hasta recibí amenazas de grupos que estaban relacionados con la pesca de aleta de tiburón me tiraban chifletas o me decían que iba a aparecer muerto por ahí, pero yo he seguido haciendo mi trabajo y sin tomar ningún partido. Y estoy convencido en que estoy haciendo lo correcto y centrado en lo técnicamente y legalmente es válido en este país y es lo que me ha mantenido haciendo lo que hago.

¿Se considera uno de los pocos que hablan así sobre medioambiente?

El conocimiento en general en temas de ecología es bastante limitado, y somos pocos los que en realidad hacemos ecología en el país, a mí me gusta decir que los ecólogos con una especie en peligro de extinción porque no hay relevo, la carrera de ecología la cerraron en 2004 y desde entonces no se están formando nuevos ecólogos en el país. Y el cambio climático es un problema central, medular que estamos sufriendo no solamente en Nicaragua, también en el mundo. El tema es que en Nicaragua la vulnerabilidad ante el cambio climático es enorme y las políticas públicas deberían abordar con seriedad y responsabilidad el manejo de los recursos naturales para reducir esa vulnerabilidad, cosa que no se hace.

Ese tipo de declaraciones equilibradas, que dice tener ¿son un reflejo de su personalidad?

No en todo. Hay cosas en las que me emociono, en la música por ejemplo, es mi pasión y ha sido mi hobby desde mi adolescencia. Nunca pensé que me iba a dedicar profesionalmente a la música y que me pagaran por hacer lo que me gusta. Me he mantenido entre mis tres pasiones. El buceo, la ecología y la música. Y me pasa que cuando me dedico solo a ecología y dejo de hacer música me siento renco, siento que algo me falta y me ha pasado al revés, que he dejado de hacer música y también siento que me falta, necesito hacer las dos cosas.

Pero ya no forma parte del grupo la Cuneta Son Machín…

La Cuneta para mí fue un período bastante interesante. De hecho yo definiría esos años como la cúspide de mi carrera profesional en la música. Todo comenzó como vagancia o experimento mientras grabábamos la misa campesina con Katia Cardenal, y todos los muchachos que entre veníamos e íbamos a Granada, decidimos hacer un grupo de cumbia, porque a todos nos gustaba la cumbia. Sin embargo, pues fue bastante difícil, a veces tenía que tocar en León un viernes y me regresaba a las 2:00 o 3:00 de la mañana para ir al día siguiente a bucear a San Juan del Sur. Llegó un momento en que decidí poner un alto a eso porque no era sano. Pero seguimos en contacto, sigo tocando cuando puedo, aunque no estoy de lleno en el grupo.

¿Cómo valora esa faceta de su vida?

Yo me siento bastante orgulloso de haber sido fundador y parte de la Cuneta, deseo lo mejor para el grupo y que siga creciendo y llevando muy en alto la música nicaragüense, creo que la labor que hicimos llevar la música nicaragüense fuera del país y promover el arraigo y tradición en los jóvenes es invaluable y no tiene precedente, me siento muy orgulloso de haber sido parte de ese proyecto. Pero ahora estoy más dedicado a la escuela de buceo.

¿Cómo inició y qué logros ha obtenido con esa escuela de buceo?

Comenzamos mientras trabajábamos en el mar, en otros proyectos y yo fui quien empezó a llevar a gente poco a poco. Recuerdo que yo iba a Xiloá, donde que había una gente que tenía equipos y les empecé a enseñar poco a poco a los que trabajaban conmigo. Un día de tantos les dije que por qué no me vendían un tanque y me lo vendieron, al otro día les compré un chaleco y así. Abrimos la escuela con capacidad de cinco personas. Estaba funcionando tan bien y avancé yo en el conocimiento de la técnica, y por eso me certifiqué en el nivel de Dive Master y de Instructor de Buceo. En estos cinco años les hemos enseñado a bucear a más de 1,500 personas y ahora tenemos la capacidad para llevar con todo su equipo a 18 personas.

PLANO PERSONAL

Se bachilleró en el colegio Centroamérica en 1991.

Fue coordinador científico de Amigos de la Tierra España.

Fundó y fue director de Amigos de Río San Juan de 1999 a 2004.

En 2004-2005 trabajó fue Coordinador Proyecto Zonas Costeras en Chacocente.

En 2006 fue miembro de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo en El Salvador.

Fue presentador y director del programa de televisión Nicaragua Salvaje desde 2010 hasta 2013.

Boletin La Prensa Domingo ecología Nicaragua

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COMENTARIOS

  1. jose m. fernandez.
    Hace 9 años

    No creo q’ seamos una especie en extincion,todavia no estamos bajo esa presion de la naturaleza.Y si es posible llegar a los 90 pies de profundidad sin dificultad,hay buzos,u hombres ranas de la fuerza naval de EEUU q’ se profundizan,y operan a 150 pies maximo sin problemas,y claro despues tiene q’ haber un proceso de descompresion paulatino para evitar complicaciones de salud debido a la acumulacion de nitrogeno en la sangre q’ los dejaria paraliticos.

  2. luz mar cremellé
    Hace 9 años

    cria fama y engana a los lectores, quíen en su sano juicio creerá que se Baja a los 30 metros de profundidad sin entrenamiento, fueras un vegetal como le pasa a los miskitut por bajar a esas profundidades sin entrenamiento. Pero como en este país todos lo que se escribre se publica para variar.

  3. Hace 9 años

    Ojala hubiesen más Fabios Buitragos en nuestra ecepcionalmente bella Nicaragua;sos un ejemplo a seguir,es importante que los seres humanos aprendamos a convivir con la naturaleza en armonía,tenemos que ser verbos y no sustantivos,y vos sos un vivo ejemplo de ello,en Nicaragua necesitamos sobre todo educación y consientisacion,las bellezas de Nicaragua son únicas,tenemos que protegerlas a toda costa,no por gusto decimos a viva voz,soy puro pionero Nicaragüense por gracia de Dios…

  4. leyla martinez
    Hace 9 años

    UN ROSTRO DE LA CIUDAD, interesante,versatil,multifacetico,digno de imitar.felicidades

  5. Erick Ortiz
    Hace 9 años

    Felicidades a Fabio , es ejemplo de un buen Nicaragüense, necesitamos mas personas así con amor a la naturaleza.

    1. Omar
      Hace 9 años

      Las hubieran si en este país se invierte fuertemente en educación de calidad, así como Japón lo hace.

  6. Platón
    Hace 9 años

    Es reconfortante saber que el espíritu del filósofo Aristóteles, padre de la biología y de la investigación científica, continúa. Esto antiguamente era parte de la filosofía de la naturaleza lo que después de Isaac Newton se denominó ciencia.

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