El empresario Alfredo Pellas Chamorro, quien ayer fue sepultado en el cementerio general de Granada, fue recordado por sus hijos Alfredo y Carlos como un hombre de profunda fe cristiana, labrador de la unidad familiar, solidario con los más necesitados, amante de la naturaleza, justo en los negocios, aficionado al trabajo y lleno de amor por Nicaragua.
Durante la ceremonia religiosa que se realizó ayer en la iglesia La Merced, previo al sepelio, Alfredo y Carlos Pellas indicaron que su padre siempre iba a misa porque allí se sentía más cerca de Dios y que el más grande legado que deja es su familia, compuesta por sus cuatro hijos, veinte nietos, cinco bisnietos y “dos más que vienen en camino”.
“Me siento bendecido por el ejemplo de fe que él era. Muchas veces yo llegaba a la oficina, lo veía alistándose. ¿Papá, a dónde vas? No te das cuenta, hijo, hoy es jueves, la misa del Santísimo, no puedo llegar tarde. Sentate un minuto, hablemos. No, no, tengo que ir a la misa del Santísimo”, rememoró Carlos Pellas.
“Era aficionado por su trabajo. Fue a la oficina hasta los 97 años, pendiente de los negocios y aún más preocupado de las personas que trabajaban allí. Mi papá nos demostró que nuestras empresas deben estar inspiradas por la gente, valores cristianos con un gran sentido de compromiso social, siempre con fe y amor por este país. Trabajó con todo su empeño todos los días para hacer crecer y desarrollar el ingenio San Antonio, la Flor de Caña, el Banco de América y Casa Pellas. Es difícil poder entender cómo una persona pudo abarcar tanto del negocio de distintas industrias con éxito”, indicó por su parte Alfredo Pellas.
De acuerdo con sus hijos, don Alfredo Pellas siempre estaba pendiente de su familia, incluyendo nietos y bisnietos. A su esposa, Carmen Chamorro Benard, conocida como doña Nena, la llamaba “linda” y la celaba con Granada porque siempre supo que esa ciudad era su “competencia”. “Ya fuiste a Granada, venís de Granada, lo sé”, le reclamaba.
Todos los días, al caer la tarde, llamaba a su asistente, de nombre Óscar, para que cambiara dinero y así poder dárselo a las personas que piden en los semáforos. Además, don Alfredo amaba la naturaleza y se gozaba especialmente con su jardín y los palos de aguacates. “Cada palo tenía su nombre y el mejor palo tenía el nombre de Campeón”, recordó Carlos Pellas.
Una enseñanza que le dejó a sus hijos fue ser equitativo en los negocios, rechazando el arribismo y teniendo una constante preocupación por sus socios. “Si el negocio no es un buen negocio para ellos y sí para nosotros, no es un buen negocio para nosotros”, les decía.
Su hijo Alfredo Pellas mencionó que su padre fue un hombre justo, transparente y amigo. “Tenía un buen oído para escuchar las ideas de los demás, respetaba las presentaciones de todos los ejecutivos, siempre atento con una enorme capacidad para enfocarse”, dijo Alfredo (hijo).
Además, don Alfredo nunca tuvo un teléfono celular, porque prefería “escuchar y verdaderamente interactuar” con la persona que tenía enfrente.
Don Alfredo Pellas “siempre mantuvo buen porte y presentación y le gustaba que lo visitaran, especialmente sus familiares. “Cada vez que uno lo visitaba, se preparaba para recibirlo, ponía música, se vestía con su mejor atuendo y sacaba unas bocas y unos tragos”, expresó su hijo Alfredo.
“Durante toda mi vida mi papá solo me ha traído felicidad. Probablemente la mayoría de ustedes no saben pero él y yo compartimos oficina desde 1976. Durante todo este tiempo nunca tuvimos discusiones ásperas. Siempre, cuando teníamos diferencias, las resolvíamos como padre e hijo y él buscaba la forma de encontrarle una respuesta a las diferencias”, indicó Carlos Pellas.
AMIGO DE LA MADRE TERESA
La superiora de las Misioneras de la Caridad de Granada, hermana Shobita, confirmó la fe en Dios y la vocación por ayudar a los de escasos recursos que tenía el empresario Alfredo Pellas Chamorro, quien fue amigo de la Madre Teresa de Calcuta, fundadora de esa Orden de misioneras.
“La Madre Teresa fue un instrumento para la vida de don Alfredo. Él la conoció y (ella) le tocó su corazón”, dijo la hermana Shobita, quien recordó que don Alfredo apoyó siempre a las Misioneras de la Caridad, especialmente cuando donó el terreno del convento que está en Managua, en la Carretera Norte, donde también Pellas construyó un asilo para ancianos, una guardería, edificó el muro exterior y un pozo.
Don Alfredo visitaba a los ancianos del asilo, donde uno de ellos le dijo “bienvenido a mi casa” y Pellas le respondió: “Esta también es mi casa”, haciéndose sentir como uno de ellos.
EMPRESARIOS, ACADÉMICOS Y FUNCIONARIOS LE DAN EL ÚLTIMO ADIÓS
Don Alfredo Pellas Chamorro, quien falleció a los 97 años el pasado viernes 2 de octubre, fue velado en su casa, en Granada, el sábado 3 de octubre por la noche, donde se dieron cita diversos empresarios del país, académicos, políticos y funcionarios del Gobierno, como el canciller Samuel Santos, el diputado Edwin Castro, el magistrado judicial Rafael Solís, el general Julio César Avilés y la primera comisionada Aminta Granera.
Granera calificó a don Alfredo como “un hombre emprendedor, un gran empresario que llevó a Nicaragua a unos niveles de desarrollo muy grandes. Nuestro pésame y solidaridad con su familia y nuestro reconocimiento por sus éxitos y que ha heredado a sus generaciones”.
Los empresarios lo destacaron como ícono y un modelo empresarial de Nicaragua y también de Centroamérica.
Enrique Bolaños (hijo), director de Incae, recordó que don Alfredo donó mucho dinero en becas a esa institución académica, de la cual además fue miembro fundador y apoyó para que la misma funcionara en Nicaragua.
El diputado Jaime Morales Carazo indicó que don Alfredo fue respetado por todos los gobiernos porque siempre supo convivir “sin la prepotencia” que da el enorme capital.
El exalcalde de Managua, Dionisio Marenco, quien en los años setenta trabajó en el ingenio San Antonio, aseguró que aprendió mucho laborando bajo el mando de don Alfredo Pellas, porque “era una persona extraordinaria y muy próxima con los trabajadores, no era un jefe aislado”.
El general Julio César Avilés consideró como “una gran pérdida” para el país el fallecimiento de don Alfredo y el canciller Samuel Santos señaló que le tenía un gran agradecimiento porque don Alfredo lo ayudó a constituir su primera empresa cuando él salió de la cárcel tras los sucesos de Olama y Mollejones, en 1959.
El presidente del Cosep, José Adán Aguerri, destacó a don Alfredo por ser el primer empresario en poner en práctica la Responsabilidad Social Empresarial mucho antes de que se empezara a hablar de este término. Además recordó que los Pellas fueron los primeros en buscar mercado más allá de las fronteras de Nicaragua.
Por su parte, el asesor económico de la Presidencia, Bayardo Arce, dijo que don Alfredo Pellas fue “un gran constructor del país” y que deja un legado en sus empresas, que generan empleos, y en sus hijos, que también son grandes empresarios.
LIDERAZGO Y CONDECORACIONES
Don Alfredo Pellas Chamorro fue presidente de Casa Pellas por 56 años y estuvo fuertemente integrado al liderazgo de esta empresa, la que es dirigida desde hace muchos años por su hijo Silvio Pellas Chamorro. Casa Pellas representó para él un vínculo personal muy particular.
Don Alfredo fue objeto de múltiples reconocimientos por parte de instituciones públicas y privadas, entres las que se pueden destacar, haber sido considerado en 2004, como un “representante inefable del alma empresarial”, por el Gobierno de Nicaragua al otorgarle la Orden Rubén Darío. “Su historia es la historia de una familia emprendedora, acreedora de una libertad creativa forjadora de progreso y bienestar, formada también en el sacrificio personal”, dijo el entonces presidente de la República, Enrique Bolaños.
Al año siguiente, Incae le confirió a don Alfredo el grado de Doctor en Administración de Empresas, Honoris Causa, al ser catalogado por esta prestigiosa escuela de negocios como un individuo “con un destacado impacto en la sociedad”.
En 2008, el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, condecoró a don Alfredo Pellas Chamorro, con la Orden de la Estrella de la Solidaridad Italiana, en grado de Comendador.
Don Alfredo recibió las llaves de la ciudad de Managua de manos del fallecido alcalde Herty Lewites y el sector privado nicaragüense, que hoy entristecido, lamenta su deceso, lo homenajeó muchas veces a lo largo de su fecunda vida.