Francisco José Flores es uno los nicaragüenses que entre 2009 y 2014 emigró de la indigencia a la clase considerada por el Gobierno como no pobre. Su ingreso diario desde hace dos años se elevó a casi setecientos córdobas, con los que sostiene a su mamá, su hermana y un sobrino.
No tiene hijos. No cotiza al Seguro Social. Y aunque no sabe leer y escribir muy bien, porque apenas terminó el cuarto grado de primaria, dice que “se defiende muy bien” sumando y restando cada vez que atiende a un cliente.
UN NO POBRE QUE VENDE FRUTAS EN LOS SEMÁFOROS
Él tampoco tiene casa propia, vive en la de su mamá, en la cercanía del barrio Villa Austria, en Managua. Hace tres años Francisco trabajaba como guardia de seguridad en una empresa informal, “donde le pagaban muy poquito” con lo que no llegaban a terminar el mes, por lo que decidió dejar ese empleo y “lanzarse” a los semáforos de La Robelo a vender mango pelado con sal, guayaba tipo taiwanesa envueltas en papel periódico, mamones chinos o cualquier tipo de frutas propias de la temporada.
Con los casi setecientos córdobas que en promedio Francisco obtiene a diario, los cuatro miembros de este hogar ahora tienen garantizado el consumo de las calorías suficientes (2,282 calorías mínimas diarias) que requieren para que el Gobierno y el Banco Mundial (BM) ahora los considere no pobres.
La familia de Francisco no es pobre porque con el ingreso de este distribuido en partes iguales, cada una de estas personas tiene un ingreso promedio diario de 233.33 córdobas (unos 8.44 dólares), casi cinco veces más que un pobre, el que según la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida, lo define como el que sobrevive con menos de 47.25 córdobas diario (unos 1.81 dólares).
De hecho, —según este vendedor— le va muy bien en las ventas cuando “nos damos el lujo” de comer carne de res. La última vez que probó este alimento fue hace 15 días.
“Lo primero que tenemos que rechazar es esa definición de pobreza que coloca la pobreza a un nivel que va más allá de toda dignidad humana. Lisa y llanamente es una definición inhumana. Califican como no pobres a la inmensa mayoría de la población que enfrenta penurias cotidianas”. Enrique Sáenz, diputado del Bapli.
BAJO SOL Y LLUVIA
Pero para mantenerse en la línea de no pobre, Francisco debe trabajar duro. “Aquí hay que penquearse todos los días, de lunes a sábado, bajo sol o lluvia”, asegura mientras descansa bajo un frondoso árbol, donde tiene una mesa y varios sacos de frutas, que espera vender antes de que caiga la noche.
Su rostro está tostado por el sol. Está cansado. Lleva más de 15 horas sin dormir, porque a diario se levanta a las tres de la madrugada para viajar al Mercado Oriental o el Mayoreo y comprar las frutas que desde las seis de la mañana ofrece a los cientos de vehículos que circulan en la zona de la Carretera Norte.
¿Se siente que no es pobre?, le pregunta LA PRENSA, a lo que él responde: “Soy pobre. Ni que ganara cuarenta mil córdobas al mes. Si no soy pobre, entonces está equivocado el Gobierno (…) Figúrese que en Costa Rica ganan veinte dólares la hora, saque cuenta cuánto es veinte dólares aquí, si uno no se va porque allá te maltratan”.
Aunque Francisco se resista aceptar que ya no es pobre, lo cierto es que él ahora forma parte del setenta por ciento de los nicaragüenses que son catalogados así, luego que entre 2009 y 2014 este flagelo cayera a nivel nacional 12.9 puntos, al pasar de 42.5 a 29.6 por ciento, según la encuesta realizada por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide) con el acompañamiento del BM.
NÚMEROS IMPUESTOS
Para el diputado de la Banca Alianza Partido Liberal (Bapli), Enrique Sáenz, detrás de los números de pobreza que presentó el Gobierno se oculta “el drama, las penurias y las angustias de miles de familias nicaragüenses”, cuyos parámetros “impuestos” por el Banco Mundial están diseñados “a partir de estándares africanos, donde la gente vive al borde de la inanición”.
Sáenz considera inaceptable, por ejemplo, que se califique a “una madre soltera, trabajadora en la zona franca, que mantiene un hijo y gana el salario mínimo de 4,325 córdobas como no pobre. O que una maestra, con un salario de 5,500 córdobas, también madre soltera, que mantiene a dos hijos, de la misma manera, son no pobres. Esto solo se puede tomar como un chiste. Y un chiste de mal gusto”.
A Francisco también le parece un “chiste” que lo llamen no pobre, cuando si no fuera porque a su mamá el Gobierno le regaló los materiales para reconstruir su casa, él nunca con sus ingresos lo hubiese podido hacer. “Esto es un trabajo muy duro, aquí los vehículos te escapan de golpear, gente que anda tomada, todo eso se tiene que aguantar”, enfatiza.
“Una reducción genuina y estructural de la pobreza ocurrirá cuando la economía comience a generar, de manera predominante, empleos de creciente productividad e ingresos, y lo que me preocupa es que no se está haciendo nada para avanzar en esa dirección”. Adolfo Acevedo, economista.
PARÁMETROS SON FLEXIBLES
El economista Adolfo Acevedo, quien admite que este estándar sobre la definición de pobreza general y extrema tiene varios años de haberse definido en el país y que ha sido objeto de fuertes críticas y que requiere de un urgente debate nacional, plantea que el problema es que a cualquier Gobierno se le facilita las condiciones para decir que ha reducido pobreza.
En otras palabras, para que un nicaragüense que en 2009 era considerado pobre saliera de esa condición en los siguientes cinco años solo debía elevar su consumo per cápita en veinte, treinta o cuarenta centavos de dólar, para cubrir otros gastos como viviendas, transporte, educación, salud y vestuario; esto es lo que explica —sostiene Acevedo— que unas 617 mil personas en los últimos cinco años hayan dejado de ser consideradas como pobres, aunque esto no necesariamente signifique que estén más educadas o con más ingreso laboral.
Acevedo explica que la definición de pobre es la persona que vive con dos dólares al día, es el estándar internacional, pero que cada país define la línea de pobreza según las condiciones socioeconómicas, que es lo que ocurrió con la Encuesta de Medición del Nivel de Vida. En el caso de Nicaragua fue 1.11 para la pobreza extrema, y 1.81 dólares la general, estos “son montos extremadamente bajos”.
Entonces, ¿qué debería no ser pobre en Nicaragua? La búsqueda de un nuevo parámetro que lo definan los propios nicaragüenses, es la propuesta que sugiere Acevedo. “Debería definirse un parámetro de pobreza que corresponda a lo que nuestra sociedad defina como mínimas condiciones de vida digna por debajo del que es pobre, de tal manera que eso nada tenga que ver con un dólar al día o con 1.81 dólar al día”, afirma.
“¿CÓMO ME VAS A DECIR QUE NO SOY POBRE?”
Carlos Gutiérrez lleva nueve años trabajando como guardia de seguridad en una empresa formal. En su hogar hay cuatro personas, uno de los cuales también tiene un empleo similar a él.
Haciendo cuatro horas diarias extras, ambos totalizan un ingreso de 14,000 córdobas mensual, que aseguran que todos ellos no caigan, al menos en términos matemáticos y metodológicos, por debajo de la línea de pobreza.
Cuando se le pregunta, ¿sabía que usted y su familia no es considerado pobre en Nicaragua? Su rostro se llena de sorpresa y rápidamente responde:
“¿Cómo me vas a decir que no soy pobre?”
VIDA LIMITADA
Él afirma que lleva una vida económica limitada. Y dice que para dejar de sentirse pobre debería estar en una empresa ejerciendo su profesión como técnico en contabilidad. Desde que cumplió 36 años (hace casi una década) ninguna compañía le quiso dar empleo en el área administrativa, y por eso ahora está en un oficio “agotador, matador, muy cansado”. Está contando los días para jubilarse, le faltan 16 años para eso.
“Cada vez que hacen el reajuste del salario mínimo, son doscientos córdobas más al mes, ¿qué hago con eso si la vida está más cara? Lo de la TUC, digo (solo eso cubriría). Lo demás lo tengo que cuadrar en todo el mes, y como tengo un ahorro pequeñito, puesto lo vivo tocando, pero cuando llega la quincena lo repongo”, relata.
En la mesa de este hogar cuando se come bien, lo que más presencia es el pollo, “siento me que van a salir alas” (se ríe). Su diversión cuando está libre, es ver televisión o bien dormir. “Es una lucha diaria. Quisiera trabajar en mi campo, tengo la capacidad de trabajar en él”, dijo.
“Obviamente que si subimos la línea (de la pobreza) van haber cambios en los porcentajes (de la Encuesta 2014 de Inide) no tenemos los datos crudos, pero es un ejercicio interesante para hacer y eso te dará la idea de cómo están concentrados los pobres”. Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de Funides.
“TENEMOS QUE DIBUJAR LA COMIDA”
“Tenemos que dibujar la comida, cuando se puede comemos carne de res, cuando no, que es casi siempre, no lo hacemos. Nos tenemos que ajustar”, reitera.
Con su ingreso, este guarda de seguridad admite que no se puede aspirar a comprar con facilidad electrodomésticos, invertir en su vivienda o bien salir con frecuencia a pasear. La ventaja, asegura, es que decidió no formar su familia por aparte, por tanto no tiene hijos.
“Lo bueno también es que no hay un gran consumo de agua y luz en mi casa, todo es limitado”, afirma.
¿Te sentís económicamente mejor que en 2009? “No, (aunque) tengo un ahorro, pero lo tengo que estar estimando. No avanzamos para nada, para nada hay progreso”, asegura con tono de desesperanza.
“Aunque tengo ese ahorrito, sigo siendo pobre, el tenerlo no significa que no soy pobre. Si te fijás nosotros somos visto como los más bajos, por eso nos dicen los ´zepoles´, eso te baja un poquito la autoestima, aunque yo no me siento así”, asegura mientras se alista para ir a su casa en Villa Venezuela.
POBREZA ES MULTIDIMENSIONAL
El diputado Sáenz recuerda que la pobreza “es un fenómeno multidimensional que solamente puede medirse a partir de enfoques multidimensionales. Sin embargo, admitiendo la medición por la vía del consumo, lo inhumano es fijar las líneas de pobreza al borde la inanición”.
De hecho, según el V informe del Estado de la Región, publicado a principio de septiembre pasado, en Nicaragua ocho de cada diez tiene necesidades básicas insatisfechas, relacionadas principalmente a hacinamiento, calidad de la vivienda, agua potable y asistencia escolar. Y aunque las cifras que toma de referencia el estudio es de 2009, Obryan Poyser, investigador del mismo, dijo que la posibilidad de que este variara fuertemente hasta 2014 era baja.
¿Se puede desarrollar un país con los no pobres de Nicaragua? Juan Sebastián Chamarro, director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), quien reafirma que la metodología de pobreza aplicada en la encuesta es diseñada por el Banco Mundial y adoptada por el Gobierno, dijo: “Mientras más gente tengás fuera de la línea de pobreza, independientemente cómo la definás, si tenés gente consumiendo más y obteniendo más ingresos sí te va ayudar” a empujar el crecimiento.
“Por mecánica, en principio una persona que gana y consume cien córdobas y aumenta a 120 eso te está ayudando al crecimiento porque eso se va al consumo global de toda la economía”, resaltó Chamorro, aunque reconoce que el hecho que una persona haya cruzado la línea de pobreza, eso no necesariamente cambia otros indicadores relacionados con sus necesidades básicas.
Chamorro explica que la referencia de las 2,282 calorías mínimas de consumo diario es el estándar mundial que requiere una persona para que su cuerpo funcione bien, y eso es lo que en cierta medida lo hace comparable con el resto de la región, aunque para cubrir ese consumo, admite, que se define según la condición de precio de cada nación. “Para que tengás una idea, una hamburguesa no te cuesta igual aquí que en otro país, porque hay factores de producción, mano de obra y otros”, ejemplifica.
El director ejecutivo de Funides admite que si por ejemplo los precios de los alimentos se dispararan y las personas que ahora son calificadas como no pobres no logran comprar la cantidad de alimento que se requiere para obtener las 2,282 calorías mínimas, automáticamente caen otra vez por debajo del umbral de este flagelo.
Es por esa razón que el sociólogo Cirilo Otero dice que para que la gente salga de la pobreza definitivamente y por ende empujar el desarrollo de un país se debe crear empleo de calidad, invertir en educación, tecnificar la mano de obra y reducir desigualdad.
BONO DEMOGRÁFICO AYUDA
Para el economista Acevedo, en Nicaragua con dicha metodología es fácil que un hogar cruce la línea de la pobreza, con el simple hecho también de que se reduzca el número de personas dependientes (niños) y entren al mercado laboral.
“Fíjese usted, el solo hecho de que en los hogares aumente el número de personas en edad de trabajar y se incorpore a la actividad económica a generar ingresos, mientras se reduce con alguna rapidez el número de personas dependientes, es capaz de producir un incremento en el ingreso y el consumo per cápita de los hogares, suficiente para que decenas de miles de personas salgan de la pobreza, tal como la miden las Encuesta de Medición de Nivel de Vida”, afirma.
“Para mí salir de la pobreza, implica que esta creciente fuerza de trabajo debido al bono demográfico y de género, encuentre empleo cada vez de mayor productividad y remuneración para que se alcance una vida digna para todo mundo”, define Acevedo.
Actualmente en Nicaragua el mercado laboral experimenta una explosión de un mayor número de personas jóvenes que se están incorporando al mercado laboral, donde la informalidad alcanzó el año pasado el 75 por ciento.
Por su lado, el diputado Enrique Sáenz se pregunta, “¿cómo pueden explicar por ejemplo que un país con el cincuenta por ciento de la población en subempleo, solamente el treinta por ciento esté en condición de pobreza? ¿Cómo pueden explicar que en un país donde, de acuerdo a cifras oficiales casi el veinte por ciento de la población ocupada pertenece a la categoría de trabajadores sin salario?”.
¿POBREZA CERO EN 5 AÑOS?
De no mejorarse la metodología de medición de pobreza en Nicaragua, el economista Adolfo Acevedo afirma que con solo el crecimiento del Producto Interno Bruto per cápita, en los próximos cinco años el Gobierno podrá decir con facilidad que en Nicaragua la tasa de pobreza es cero, aunque detrás de este número haya gente viviendo en condiciones socioeconómicas extremadamente inaceptables.
8,618.5 córdobas es el salario promedio nacional del empleo formal hasta junio de este año, según datos del Banco Central de Nicaragua, pero el poder de compra se ubica en 4,343.9 córdobas.