Nuestro país registra seiscientas mil personas afectadas de diabetes mellitus siendo la inmensa mayoría (ochenta por ciento) diabéticos tipo 2, que se controlan con tabletas.
El restante grupo son diabéticos tipo 1 que de forma obligada necesitan insulina para estar controlados y exentos de complicaciones.
Cuando se habla de control o compensación: un enfermo que no registra síntomas diabéticos, toman agua y orinan mucho, tienen un apetito desmesurado y pérdida de peso, así como picazón en los genitales.
El nivel de glicemia o azúcar sanguíneo debe estar en 140 miligramos por ciento o menos y la glicohemoglobina debe estar normal (6.2 por ciento) o casi normal, al tiempo que las grasas sanguíneas sean normales.
En la orina no debe haber presencia de azúcar o glucosuria ni mucho menos cuerpos cetónicos (CAD).
Se utiliza insulina en un paciente diabético en las siguientes condiciones:
1. Todos los niños y niñas que debutan con la enfermedad usarán insulina para toda su vida.
2. Cuando el diabético no logra controlarse con dosis máximas de tabletas antidiabéticas o presenta una complicación peligrosa como la cetoacidosis diabética (CAD, que es un estado de envenenamiento interno potencialmente letal y que se maneja en cuidados intensivos).
3. En caso de presentarse complicaciones como la CAD o graves enfermedades asociadas a la diabetes como infartos cardíacos, derrames cerebrales o infecciones graves.
4. Si el diabético va a operarse de forma electiva o de emergencia se debe suspender tabletas y se controla con insulina. Cuando se egresa y está controlado puede volver a tomar sus tabletas.
5. Durante el embarazo el control siempre se hará con insulina.
Los diabéticos no deben temerle a la insulina y en especial creer que puede dejarlos ciegos, el verdadero peligro es andar descontrolados.
Consulte siempre con su médico internista que tiene una visión integral de estos casos.
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