Ciento diez años se cumplen este año del descubrimiento que hiciera ante el mundo el psiquiatra y neurólogo alemán Alois Alzheimer (1864-1915), quien presentara a un Congreso médico una nueva enfermedad del cerebro en una mujer fallecida de un síndrome demencial.
El psiquiatra alemán Krapelin sugirió llamar a este padecimiento Enfermedad de Alzheimer (EA) considerada hoy en día una “epidemia mundial” porque afecta a más de 47.5 millones de personas.
Una demencia es un síndrome que implica la pérdida progresiva de la memoria, el intelecto, afecta el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria.
La EA constituye la principal demencia hasta en un 70-80 por ciento. Es de causa desconocida y evoluciona progresivamente durante los 8 a 10 años.
De un 6 a 8 por ciento, de las personas con 60 años, corren el riesgo de padecerla y cuando hay una herencia familiar. En nuestro país no menos de 20 mil adultos mayores presentan o presentarán este trastorno incurable.
La primera etapa a veces pasa desapercibida y se caracteriza por la tendencia al olvido, pérdida de la noción del tiempo y desubicación. Es paulatina.
Los síntomas más evidentes se presentan en la etapa intermedia cuando se olvida lo que acontece recientemente y el nombre de las personas. Los pacientes se pierden en su propio hogar, hay dificultades para comunicarse y para poder asearse. Se observan dificultades en el comportamiento.
En la etapa o tardía hay dependencia e inactividad totales en los enfermos, trastornos del comportamiento y conducta agresiva, dificultades para caminar y grave deterioro de la memoria: no reconocen a sus seres más cercanos como cónyuge e hijos. Por esta razón se habla de morir dos veces, la primera en sus recuerdos y la segunda su muerte física.
El médico internista puede establecer un diagnóstico precoz.
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