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La lógica está de duelo

Chorros de sangre oprimen la ventilación de la paz. Los minutos de sosiego están escasos. Muestran la crisis del esplendor anímico, pero no solo la falta de luz opacada por la violencia enseña la ausencia, sino la que corresponde a la alteración de la lógica, esa que enseñan los filósofos en un lugar preponderante. La guerra contra el tesoro instintivo de la conservación surge y resurge todos los días, poniendo en la lejanía a la cordura. Insiste la testarudez en menoscabar los polos de la civilización, en hacer una descripción aguda del odio. La lógica debe ser una confirmación estable de la existencia. Una pieza exquisita de la deducción fundamentada. Pero tiene la contraparte. Algo que nadie puede eludir. “Cada cabeza es un mundo”. Aunque en ese “libre albedrío” se afiancen los tonos grises. Decir que la lógica de vivir está de duelo es el reconocimiento a la verdad.

Pongamos ejemplos. En Bahamas se ocultó el astro rey. Por lo tanto, se puso de luto la claridad aminorada por la tempestad. Reflejó la más negativa espectacularidad. No es la primera vez que ocurrió y de ello debemos estar conscientes porque ese es el formato que la naturaleza ha puesto en esas regiones alegradas por el trópico del mar. Aguas para danzar en las olas pero al mismo tiempo asesinas para transformar a la euforia en verdugo, en la ruptura armónica de las familias por la vía de la inmigración aupada por una neurosis que no cesa. Tanto amor nativo en el cual los niños no son la excepción —otro ejemplo— ha huido de los polvos de Pinolandida. Proliferan los efectos de la violencia carente del elemental sentido contra la vida de los ciudadanos que profesaban la fe mormona en México, escenario de las peores catástrofes donde la natividad de los narcotraficantes está de cumpleaños. Solo faltan que sean los beneficiarios del “himno de la alegría”. Hasta eso pueden tocar las extremidades de la irracionalidad en un contrasentido en que las causas son solo la sombra infructuosa de la hipótesis

El logicismo que ocupa un lugar cimero en la filosofía ha convertido lo verdadero en falso y lo falso en verdadero. En Nicaragua el discurso oficialista interpreta “que la libertad, democracia y justicia van unidos, no puede haber libertad sin democracia”. El concepto es verdadero pero está mal aplicado, es una flagrante falsificación de la autenticidad. El mundo se ha vuelto eruptivo desde China hasta Chile. En el momento menos presentido estalla el volcán. No son pocos los analistas que coinciden con Jorge Luis Borges. Quien desde la oscuridad de sus ojos ha vaticinado que “la era de la civilización está en declive”.

El autor es periodista.

Opinión paz
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