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Solos ante la pandemia

En el segundo decenio del siglo XXI hemos sido testigos de dos pandemias mundiales. La primera fue la gripe A de 2009 y ahora nos toca enfrentarnos al Covid-19, enfermedad respiratoria causada por un nuevo coronavirus, llamados así por los científicos porque dicen que se asemeja a una corona.

Pero además del Covid-19 que tenemos en Nicaragua también se le ha unido como una plaga mortal el Gobierno, al no dar información de ningún tipo a la población y además descartó las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las que han brindado expertos nacionales e internacionales. El Gobierno ha realizado todo lo contrario, llevando a un posible contagio masivo a sus seguidores que por no saber decir “no” se exponen ellos mismos y junto a sus familia, a toda la población a un contagio masivo.

Sabemos que es completamente mentira que el país o el Gobierno esté preparado para hacerle frente a una pandemia tan agresiva a como es el Covid-19. Italia y España son los mejores ejemplos de que no suspendieron los partidos de futbol y los actos religiosos, se atuvieron a su sistema de salud y resultó insuficiente. Cuando obligaron la cuarentena era muy tarde. Ese escenario es el que podríamos vivir en nuestro país por culpa únicamente de la dictadura.

Es posible que la dictadura, escasa de dinero, lo que realiza lo hace dolosamente para cuando reviente la posible pandemia declarar el estado de emergencia y solicitar ayuda financiera, que por supuesto nunca irían a beneficiar al pueblo. Es como el millón de dólares que entregaron para combatir al virus, ¿a dónde fue a parar ese millón de dólares?

En nuestra querida Nicaragua ha sido la empresa privada y la llamada oposición política las que se han encargado de ponerse al frente de la situación emergencia orientando al pueblo y lo mejor la población está respondiendo con las recomendaciones, sobre todo el aislamiento social.

La dictadura, de una manera irresponsable ha guardado silencio con el fin de no cerrar ningún centro de trabajo o comercio, porque para ellos vale más la desgastada economía que la vida humana, incluyendo la de sus propios seguidores. No se dan cuenta que ni trabajando día y noche el resto del año Nicaragua nunca dejará de ser el segundo país más pobre del continente porque el problema no es el virus, son ellos.

La dictadura ha obligado a los empleados públicos a marchar públicamente bajo pena de perder el trabajo. Sin embargo Ortega y Murillo no salen a encabezar sus marchas, no obligan a sus hijos ni a sus nietos a marchar. Los dictadores solo asisten cuando quieren valerse del poder transitorio para amedrentar y acosar a los opositores.

El autor es comentarista político.

Opinión covid-19 Daniel Ortega Nicaragua pandemia
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