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Trump

El triunfo o derrota de Donald Trump en su reelección en Estados Unidos al frente del Partido Republicano no genera un alto caos de alarmas para la estabilidad del país, ni para las economías globales o la política internacional.

Obviamente incidirá en los vaivenes del péndulo geoestratégico mundial, pero el sistema como tal, aun a sabiendas de las influencias comunistas que muchos, pero muchos no quieren ver en algunas estructuras del Partido Demócrata y en determinadas complacencias con la izquierda carnívora o vegetariana, el sistema liberal capitalista y los tesones con que se forjó esta gran nación no caerán.

Pero ese no es el asunto para la realidad latinoamericana y de otras latitudes. El asunto está en que las enclenques naciones subcontinentales, sobre todo en Centroamérica, región fallida por los azotes del atavismo, el narcoestado y el atraso social, una derrota de Trump permitiría un avance comunista que le permitiría ganar tiempo para sus maltrechos reacomodos y sus ataques desmesurados a los intentos que subsisten por restablecer la democracia y la libertad.

Quitémonos la venda de los ojos. No se trata de decir que los demócratas con un triunfo del candidato Biden van a trasladar chatarras del fosilizado comunismo ruso-alemán, como tanquetas de guerra en desuso, o a apolillar de libros marxistas-leninistas los estantes de las bibliotecas como antes lo hicieron Fidel Castro y los sandinistas; menos de zampar guerrilleros a las montañas, pero es inconcebible cómo se desarrolla actualmente el eje comunista contra el mundo occidental, desde la élite conspirativa que encabezan la Internacional Socialista, la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (Copppal), el movimiento Progresista de Bernie Sanders ¡en los propios Estados Unidos! y el sanguinario Foro de Puebla, quienes en conjunto con el terrorismo mundial representan una seria amenaza al bienestar social de las naciones en desarrollo y quienes no han recibido el sablazo meritorio contra sus actuaciones criminales, de parte de quienes se alzan contra Trump, entre ellos, claro está, un sector demócrata timorato e insensible ante las tormentas y cataclismos que se avecinan. Mas los irredentos, los resentidos y los jóvenes sin un norte doctrinario perdidos en la llanura.

Los casos de Guatemala, Honduras y Nicaragua son alarmantes. Siendo este ultimo país el que actualmente enfrenta una galopante dictadura en la que se cometen tropelías inconstitucionales a cada rato y violaciones reiteradas a los Derechos Humanos, y en donde al día de hoy solo la presión internacional venida de la Unión Europea y sobre todo de Estados Unidos ha golpeado al criminal régimen de Ortega, quien juega sus cartas confiando en que una victoria de Biden vendrá a favorecerlo, al menos para ganar tiempo y así seguir dándole marrullas a la Organización de Estados Americanos (OEA), distrayendo más a la desvalijada oposición y viendo como se libran de las atrocidades cometidas.

Se suele decir popularmente y en los escenarios de los encuestadores y analistas políticos, que las elecciones subsiguientes —sobre todo nacionales— serán las “más importantes de nuestra historia”, debido a la sarta de incongruencias del gobierno de turno cuando estas han quedado evidenciadas, pero también gracias al efecto de la tribu votante y sus grandes dotes de irracionalidades con las que depositan furibundamente sus votos en las urnas, no midiendo las capacidades y posibilidades de determinados candidatos, sino dejándose guiar por los olfatos de la propaganda gramaticalmente bien desarrollada de las propuestas populistas, sobre todo cuando se desprenden de la izquierda; sin embargo, y aun cuando hay también garrafales errores en la derecha mala —los tres gobiernos de transición de Nicaragua, Macri, Uribe, Piñera, etc.—, estas elecciones de Estados Unidos representan para todos, de cara a los nuevos enfoques de la embestida comunista, un parteaguas entre el atraso y el desarrollo, la paz y la guerra.

Y vos: Gringo, hispano o inmigrante en general, ¿por quién vas a votar?

El autor es poeta y periodista exiliado en Estados Unidos.

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