Qué mal inició su mandato presidencial en el 2007, Daniel Ortega, después de 4 intentos y como para convencer a moros y cristianos se vistió de caballo blanco. En el 2001 firmó con el entonces candidato Enrique Bolaños la Declaración de Chapultepec sobre Libertad de Prensa, y prometió respetar la libertad de expresión y la ley de acceso a la información pública. Pero ya en el poder ha ignorado dichos acuerdos.
Inició su arremetida contra los medios de comunicación, entre los cuales: Canal 2, El Nuevo Diario, el diario LA PRENSA, entre otros, argumentando que estos medios habían absorbido del gobierno del ingeniero Enrique Bolaños millonarias pautas publicitarias, pero Ortega no convenció con ese informe.
Su esposa Rosario (Murillo), hoy su vicedictadora, creó la oficina Consejo de Comunicación y Ciudadanía, CCC.
Desde su creación inició castigando a su misma militancia, obligándolos a cerrar sus espacios noticiosos producto de la falta de asignación presupuestaria para la publicidad del Estado y la política informativa oficial.
En el 2007,cuando Ortega obtuvo la presidencia, apenas contaba con la programación a medias con Ángel González del Canal 4, y con dos medios clásicos, Radio Sandino, heredera de la Estación X de Somoza —hasta su local es la casa de la familia Somoza Debayle—, y Radio Ya, que salió bajo la sombra y tutela de La Voz de Nicaragua.
En la actualidad ha quedado claro cómo han crecido exponencialmente los recursos económicos y bienes de la familia gobernante; el espectro radio electrónico de medios de comunicación del régimen ha aumentado. Cuenta con un emporio mayor de medios: Radio Clásica, Radio Viva FM, Radio Futura, Radio la Tuani, Radio Yes Matagalpa.
Más los canales de televisión 2, 4, 8, 13, 22. Con estos medios televisivos, radios, medios escritos y de publicidad, nada que envidiarle al magnate Ángel González.
El abuso de poder de los medios de comunicación de la dinastía orteguista no ha tenido límites; ellos han tomado el control de las pautas de publicidad estatal para beneficiar a sus medios, únicamente. El exponencial incremento de la publicidad estatal a los medios de la familia dictatorial ha puesto en riesgo la libertad de expresión, por la inequidad de la distribución sin límites.
Si bien es cierto que en Nicaragua no existe derecho de los medios a recibir recursos del Estado por publicidad, sí debe existir un derecho a no ser discriminado. Tal como lo ha venido manejando a su antojo la dictadura, es decir el Estado está en su facultad de distribuir la publicidad ya sea por su contenido editorial, pero debe evitar discriminación alguna, y eso es lo que el régimen ha aplicado a los medios independientes a lo largo del periodo de Daniel Ortega en el poder.
Si con esta inequidad como método el gobierno pretende desaparecer a los medios independientes, pues lo está logrando.
El autor es periodista y vicepresidente de la APN.