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Ambiciones y aspiraciones

CARTAS DE AMOR A NICARAGUA

Querida Nicaragua: Ahora soy octogenario y casi llego a los noventa por la gracia de Dios, pero cuando era joven me gustaba mucho conversar con los hombres más viejos, los más ilustrados de mi pueblo natal. De ellos aprendí mucho de historia, la que habían vivido y de la que habían sido testigos. Por ejemplo el doctor Emilio Gutiérrez, don Arturo Mantilla Vallecillo, diputado al Congreso Nacional en tiempos de Somoza García. Como sobrino suyo solía platicar con confianza a pesar de mi corta edad; él había sido testigo de la famosa batalla de Ocotal cuando el general Sandino intentó tomarse la plaza del pueblo. Tengo en mi poder, y lo publicó hace algunos años Jorge Eduardo Arellano en el diario LA PRENSA, el relato entero sobre el desarrollo de la tan mencionada batalla en el año 1927.

Según muchos historiadores supuestamente serios y famosos y otros escribidores de poco crédito, había en Ocotal por lo menos dos centenares de gringos haciendo la guerra a Sandino. La verdad es que había 49 machos, tal como les llamaban en ese tiempo, y unos cincuenta Guardias del Gobierno. Sandino, como buen estratega no entró al pueblo. Se quedó en el sitio llamado El Divisadero, a medio kilómetro del pueblo. Una baja conocida fue la del joven guerrillero ocotaleano Rufo Marín. La batalla comenzó a la una de la madrugada y terminó al mediodía cuando llegaron dos o tres aviones gringos que dispersaron lo que quedaba de la tropa de Sandino.

Según mi criterio, aquí todos tenían ambiciones para llegar al poder, unos para acabar con los gringos y fusilarlos a todos, los otros para ganar la guerra y seguir ocupando para su beneficio un pequeño país como Nicaragua. No tenían aspiraciones nobles ninguno de los dos bandos. Tenían ambiciones de destruirse unos a otros y tomar el poder para hacerse dueños del país. Y así fue. En 1934 Somoza le puso una trampa a Sandino para asesinarlo. La de Somoza no era aspiración noble para crear un gobierno democrático, era simplemente la ambición rastrera de ganar el poder para fundar una dictadura.

Lamentablemente la historia nuestra ha estado llena de candidatos no siempre con aspiraciones nobles, (aunque ha habido una que otra excepción). Por lo general los candidatos han buscado siempre el poder para dominar e imponer su criterio sin apegarse a la Constitución, o más bien para cambiar esta a favor de sus intereses particulares. Ese ha sido uno de los grandes daños que le hemos producido a nuestro país. Por esto estamos en el desastre en que estamos, y por eso un grupo de ciudadanos que ojalá tengamos éxito hemos formado la Comisión de Buena Voluntad, haciendo ver como primer ofrecimiento patriótico renunciar a cualquier cargo público, no tener ningún interés como no sea crear un gobierno democrático, hablar con cada uno de los aspirantes de la Presidencia y comprometerlos con su firma a apoyar a cualquiera de ellos que saliere favorecido luego de un método de encuestas o debates entre ellos mismos.

Las respuestas que hemos obtenido son altamente favorables para lograr la unidad tan ansiada y la escogencia del candidato que goce de mayor popularidad y conocimientos en la materia, sin dejar por fuera a ningún grupo significativo.

Es un esfuerzo patriótico que pretende lograr lo que hasta hoy no se ha podido: la unidad de toda la fuerza opositora y la escogencia de un candidato, sin el dedo de ningún caudillo, sino con la voluntad mayoritaria del pueblo nicaragüense.

El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.

Opinión Somoza Garcia
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