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El colmo: politizar la vacunación

En Nicaragua ya casi nada nos asombra, sin embargo cada día tenemos una nueva sorpresa, siendo la más reciente, aunque no la última, la politización de la vacunación que apenas ha iniciado con la vacunación de personas mayores de 60 años en varios hospitales del país.

En las redes sociales los troles de la dictadura han tomado fotos de personajes opositores y críticos al régimen mientras se están vacunando, haciendo escarnio público de estas personalidades en las redes sociales como que si tienen que “agradecer al comandante Daniel porque gracias a él y a su buen gobierno, están siendo inmunizados contra el Covid 19”.

En otros países la vacunación no es sujeto de propaganda política electorera y se vacuna a todos, incluso a los extranjeros y visitantes porque la vacunación es considerada un bien para toda la sociedad, ya que lo mismo puede transmitir el virus un extranjero residente o un incluso un turista visitante, que un nacional.

Las vacunas, aparte de que son donadas por la OMS y la India, aunque no lo fuesen y fueran compradas con los impuestos que pagamos todos los nicaragüenses, no deben ser objeto ni de discriminación (que este evidentemente no es el caso en Nicaragua) ni de propaganda política en un año electoral. Hacerlo es inmoral.

El Estado está obligado, de acuerdo con el artículo 59 de la Constitución Política, a cuidar por la salud de todos los ciudadanos por igual y por ningún párrafo afirma la carta magna que los ciudadanos deben agradecerle al Estado por prestar los servicios a que está constitucionalmente obligado.

Un reportaje publicado el pasado lunes en LA PRENSA, firmado por la periodista Amalia del Cid, destaca que entre los ciudadanos que fueron fotografiados y objeto de burla e insultos en las redes sociales por haberse vacunado “gracias a las gestiones del buen gobierno del Comandante Daniel” están: Fabio Gadea Mantilla, de 89 años; Vilma Núñez de Escorcia, de 82; el exmiembro de la Dirección Nacional del FSLN, Luis Carrión, de 68 años; el cronista deportivo Edgar Tijerino, de 76 años, y el excanciller Norman Caldera, de 74 años.

Además de fotografiarlos en las redes sociales los acompañan de insultos, como “degenerados”, “caras de barro”, “sinvergüenzas”, como si estos ciudadanos por el hecho de ser críticos al gobierno fuesen personas de segunda categoría que no merecen la vacuna y la protección de sus vidas, cortando con ello el proceso de transmisión global al que se quiere llegar al inmunizar a un 80 por ciento de la población.

El consultor jurídico Carlos Pérez Zeledón al ser consultado por la periodista Amalia del Cid, sobre el reclamado “agradecimiento”, lo puso de esta manera muy gráfica: “es como agradecer a un cajero automático porque te entregue tu dinero”, y agregó que el gobierno de Ortega ha incumplido con el deber de crear las condiciones de prevención y atención a la pandemia y ahora que ha iniciado la vacunación está permitiendo que se generen campañas de odio político para desanimar a sus opositores y que no acudan a vacunarse. Dicha campaña, afirma el consultor, es contraria a la participación popular en defensa de la salud”.

Considero que aprovechar la tardía vacunación que es un tema humanitario, de interés nacional, para hacer una burda politización en un año electoral, debería ser castigado por el mismo Estado, o por lo menos deberían de trazar directrices a sus seguidores para que eviten politizar este tema tan delicado.

No hacerlo, los hace cómplices de sus aduladores, que por hacerles un favor los están exhibiendo ante el mundo como lo que realmente son: unos trogloditas políticos de la Edad Media. Lo que ganan al no discriminar a quienes le aplican la vacunación, lo pierden en la politización y el escarnio público al que los someten.

El autor es periodista, exministro y exdiputado.

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