CARTAS DE AMOR A NICARAGUA
Querida Nicaragua: Los refranes son más viejos que la historia. Vienen de siglo en siglo y nunca pasan de moda pues siempre los repite la gente cuando las circunstancias lo ameritan. Mi abuelita Romelia Machado, al final de los años treinta nos recibía con un delicioso caramelo de colores y con un refrán relacionado con hechos de la vida diaria. El que mal anda mal acaba, era uno de ellos. Gallina que come huevos ni que le quemen el pico, era otro. El que anda con lobos a aullar aprende, el que tiene más galillo traga más pinol y en fin infinidad de refranes que venían al caso con muchos sucesos diarios y permanentes
La historia nuestra ha estado llena de personajes que han merecido estos y otros refranes. Unos por tragones, otros por demasiado confiados o dundos, otros por ambiciosos y asesinos, otros por dictadores aferrados a las sillas presidenciales.
A José Santos Zelaya que gobernó de 1893 a 1909, y que engañó a su pueblo con una linda Constitución (La libérrima) que él mismo violó para quedarse en el poder durante 16 años, podría caberle el refrán “el que tiene más galillo traga más pinol”. A los conservadores que le sucedieron en el mando, aunque bajo el yugo de la intervención norteamericana, Emiliano Chamorro, Adolfo Díaz, etc., les cabría otro refrán: “Aprovechemos Macario que esto no es diario”, y así van saliendo realidades políticas de nuestra historia muy relacionadas con los refranes que los pueblos han ido inventando a través de los años.
Luego José María Moncada, Brenes Jarquín, Somoza García, Benjamín Lacayo Sacasa, Víctor Manuel Román y Reyes, Luis Somoza Debayle, Lorenzo Guerrero, René Schick Gutiérrez y Anastasio Somoza Debayle. A todos y cada uno les cae como anillo al dedo alguno de los refranes que ha creado nuestro pueblo.
Pero no se trata de buscar refranes. La situación en que nos encontramos actualmente no es para estar aplicando refranes sino para buscar soluciones que puedan impedir la continuación de una dictadura que al parecer quiere seguir las huellas de Vladimir Putín. Es hora seria de buscar la unidad y encontrarnos todos en ella sin reproches ni críticas que no conducen a nada y que solo benefician al célebre presidente Ortega, que pudiendo haber sido un prócer nicaragüense y centroamericano se ha convertido en un dictador que cambia las leyes a su antojo, que niega a su pueblo todos los derechos, que no honra su firma en los documentos internacionales, que se burla de las declaraciones que por mayoría emiten los países que integran la OEA, que se vuelve sordo frente a la UE, y mucho más sordo frente a su propio pueblo.
Tenemos miles de problemas que todos conocemos y padecemos. Desorden generalizado, robos, abusos en las alcaldías, en el Congreso nacional donde se despilfarra el dinero entre 92 diputados prebendarios con salarios muy altos tomando en cuenta la situación económica del país y el poco rendimiento de quienes en su inmensa mayoría están bajo las órdenes de Ortega. Desastre en el Seguro Social, explotación inmisericorde de nuestros bosques y recursos naturales en general. La situación es insostenible para cualquier pueblo donde las fábricas cierran dejando miles de desempleados y más gente con hambre. Hambre en el pueblo y abundancia entre la nueva clase socialista, “cristiana y solidaria” como pomposamente la promueven. Hay que reflexionar porque al final todos podríamos perder. Muchas veces las piedras de la unidad de estudiantes y pueblos con hambre pueden más que las balas de los fusiles.
El autor fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.