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La triste historia de Clotilde Alcántara

CARTAS DE AMOR A NICARAGUA

Querida Nicaragua: Fue como en los años 40 o 45 del pasado siglo. Estudiábamos en la Escuela Pública de mi pueblo natal, Ciudad Segovia (Ocotal) y teníamos entre 12 y 14 años de edad y cursábamos el tercero o cuarto grado. Clotilde, un muchacho de origen humilde, era el único nieto que le quedaba a doña Rita Alcántara y pensaba que el muchacho podría estudiar y luego seguir alguna carrera de mediana categoría. Pero Clotilde no había nacido para estudiar, no le gustaban los libros, no se aprendía las lecciones, a duras penas aprendió a sumar, restar y multiplicar, dividir no podía. Era el prototipo del alumno desaplicado, le contestaba mal al maestro de geografía, al final de cada clase disimuladamente se robaba la tiza que quedaba en el pizarrón, durante la clase molestaba al compañero de pupitre, en fin que el comportamiento de aquel muchacho era pésimo y el colegio se vio obligado a expulsarlo. Doña Rita ni siquiera protestó pues conocía el comportamiento y la mala educación de su nieto. A pesar de todo lo mantenía y le soportaba todas sus vagancias.

Cuando cumplió 17 años se fue de la casa y del pueblo. Le gustó más el ambiente de Estelí donde había más gente, un mercado grande, más movimiento y más oportunidades de hacer las trampas que solía hacer. En las noches era especialista en robar gallinas, había inventado un sistema para que estas no hicieran escándalo y al día siguiente las vendía en el mercado. La policía le agarró el truco y lo tuvo preso seis meses barriendo las calles de Estelí. Cuando salió libre siguió robando. Robaba terneros en los potreros, ahí mismo los destazaba, cargaba la carne en un saco y se iba al mercado a venderle a las carniceras.

Se quejaron los ganaderos y la policía lo apresó de nuevo. Dos años más estuvo en la cárcel y decidió que él era demasiado inteligente para estar robando gallinas. Por eso le pidió raid a un camionero y se fue hasta Managua. Ahí robaba de todo y se consiguió una su novia que le ayudaba en todo, pero un día se peleó con ella y le dio una cuchillada en el pecho que por poco la mata. Cayó preso y el juez lo sentenció a tres años de cárcel. Cuando salió buscó a la mujer y la mató de varias cuchilladas. Ahora lo condenaron a 30 años de cárcel. Cuando llevaba 7 años se escapó de la cárcel sobornando a unos soldados con drogas que le habían llevado sus amigos del hampa. Hoy no se sabe dónde está pero sí se sabe de varios crímenes de mujeres que han quedado en el misterio, que nadie ha podido averiguar.

En nuestra Nicaragua tenemos 140 prisioneros políticos que el Gobierno se niega a poner en libertad. Y tiene además quién sabe cuántos cientos o miles de presos comunes: ladrones, asesinos, asaltantes, traficantes de drogas, cuchilleros, asesinos de revólver o de machete, violadores de niñas inocentes que viniendo del colegio son secuestradas, violadas y muertas, en fin un muestrario de delincuentes comunes que suelen recibir indultos con alguna frecuencia. Esta vez nuestro gobierno dictatorial ha dado libertad a 400 reos comunes. Es decir, talvez no todos, pero muchos de ellos asesinos, criminales, ladrones, asaltantes de caminos, violadores de adolescentes y con patente de corso desde luego que la dictadura los ha sacado de la cárcel donde estaban pagando sus culpas. 400 Clotilde Alcántaras en las calles, y 140 patriotas prisioneros políticos en las ergástulas de la dictadura.

El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.

Opinión Nicaragua prisioneros políticos
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