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Feminicidios no dan tregua

Al leer los artículos de los espantosos crímenes de feminicidio ocurrido en lo que va del mes de enero, pareciera, más que realidad, una película de terror, y que se narra el desarrollo espantoso de esa macabra cinta sangrienta de la forma cruda en que se desarrolló.

En Bluefields se cometió el primer feminicidio contra una joven madre de 35 años de edad, y dejó en orfandad a tres menores de edad.

Según el testimonio de una amiga de la víctima, esta ya no quería continuar con la relación con el ahora su victimario, pero él insistía.

Según los niños, el criminal los quiso llevar a la escena del teatro del crimen, pues parece que el chacal quería realizar un verdadero ritual sangriento con madre e hijos, pero una advertencia de la madre y la obediencia de ellos, que no le hicieran caso, ni se montaran en el taxi con ese sujeto, les salvó la vida.

Esta joven madre, no encontró eco en las autoridades cuando sus amigos acudieron a la Policía a solicitar ayuda de manera inmediata, se hicieron oídos sordos. Posteriormente se descubrió que el criminal había pertenecido a esa misma institución y según las declaraciones conocían al tipo.

No sé si se logrará ver a los oficiales de turno siendo acusados y con su respectiva baja deshonrosa. 

Previo al crimen de Bluefields, en Rivas, el 22 de diciembre 2021, un mal hombre asesino a su pareja, una joven de 32 años. Este tipo actuó de manera salvaje contra el cadáver de su pareja, no le bastó asesinarla, sino que quería mutilar el cuerpo, en otra orgia de sangre.

Pero las mujeres no se quedan atrás. En Matagalpa, una mujer contrató a dos sicarios por un precio de cien mil córdobas para asesinar a su expareja. Ella tenía la casa de los niños que la víctima había entregado con la condición que la mujer no conviviera con nueva pareja en esa vivienda, lo que ella no cumplió y se enfureció por ese reclamo. 

Y existen más casos tenebrosos, pero con esos tres ejemplos es suficiente para darnos cuenta el desgrado moral en que ha caído la sociedad. Las autoridades de la Policía podrán argumentar que es un caso aislado,  lo de Bluefields, pero no conozco si fueron sancionados los oficiales de turno.

Muchas mujeres no salen del círculo vicioso de no pedir ayuda a la familia ni a las autoridades, aunque estas en ocasiones no atienden el llamado, pero muchas no quieren denunciar al agresor.

Como los niños, argumentan que ellas saben lo que hacen y que saben manejar la situación, que por favor nadie intervenga. Eso es lo que dicen cuando la familia les hace ver la realidad del peligro inminente.

Otras que lograron denunciar al sujeto no encontraron eco ni en su familia, ni en las autoridades. Cuando ocurre la desgracia son los lamentos de la familia, al decir que el tipo le daba mala vida desde hacía tiempo.

El autor es comentarista político.

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