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América, ¡Nicaragua es el futuro!

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Futuro

Cada vez más ciudadanos de otros países necesitan que los nicaragüenses les advirtamos: “Venimos del futuro y lo que están haciendo (o dejando de hacer) terminará muy mal. Ya nosotros pasamos por eso, y si pudiéramos regresar al pasado, o sea donde ustedes están, haríamos las cosas de manera distinta para no terminar en lo que terminamos: secuestrados por una dictadura”.

Señales

El ciclo de las dictaduras es: nacen, crecen, se reproducen y (¡por fin!) mueren. No crean, por favor el cuento de que no será dictadura porque por ahora no lo parece. Es como si el dulce niño que supongo en algún momento fue Stalin, Hitler o el mismo Daniel Ortega, les asegurara que no será dictador porque ¿cómo puede ser dictador un niño? Así que, más que atentos a lo que no son aún, fíjense en lo que sí van siendo. Ahí están las señales. Las alarmas.

Exageraciones

Cuando algunos advertimos que el régimen de Daniel Ortega se encaminaba a una dictadura, nos decían exagerados. Aquí no hay presos políticos, decían. Hasta que los hubo. Aquí no se le dispara o mata a alguien por sus ideas o por protestar. Hasta que les dispararon. Mataron a más de 300. Aquí la reelección está prohibida en la Constitución, argumentaban. Hasta que empezó a reelegirse una y otra y otra vez. Igual: las confiscaciones están prohibidas, decían. Y confiscan cada día, aunque todavía siguen prohibidas en la ley. La ironía es que muchos de quienes decían que esas eran exageraciones malintencionadas, ahora están en la cárcel o en el exilio y con propiedades confiscadas.

Información

Ojo a los medios de comunicación. Así como en ajedrez se busca desde el inicio controlar el centro del tablero, uno de los primeros movimientos de la dictadura es controlar la información que reciben los ciudadanos. Para ello va, por un lado, creando un ejército de propagandistas y, por el otro, descalificando el ejercicio tradicional del periodismo. La idea es instalar en la mente de la “masa” que la propaganda es “la verdad” y la información “la mentira”. Luego, se crean leyes para castigar “la mentira” y ahí llegamos al “punto Nicaragua”, donde hacer periodismo es un delito perseguible. ¿Has visto alguna señal de esto en tu país?

Leyes

Los dictadores crecen en un revoltijo de populismo, polarización, alianzas inverosímiles, y el recurrente discurso de que, para cambiar el sistema, hay que sacudirlo. Eso pasa por desconocer las leyes que le obstaculizan su paso y utilizar las que sirven como látigo contra enemigos y adversarios. Las leyes solo sirven cuando les benefician y cuando no, son parte del sistema a cambiar y, por lo tanto, hay que desconocerlas.

Comodines

A conveniencia redefinen palabras y conceptos. Ya vimos cómo se arrogan la definición de “mentira” y con ella en la mano persiguen y descalifican al periodismo. Igual pasa con “terrorismo”, “lavado de dinero”, “crimen organizado”, “pandillas”, “maras”, “traición a la patria” y otras, a las que les quitan su esencia y, en una simplificación brutal, las usan como comodines para, en la realidad, reducir el Código Penal a un solo delito. Delito es todo lo que se les opone. Presidente: “Hay que echar preso a Fulano de Tal”. ¿Y de qué lo acusamos? Como si de una ruleta se tratara, tira de la rueda y donde marca, sentencia el comodín a usar: “¡Lavado de dinero!”

Dictadores

Se reproducen. No olvidemos que las dictaduras son profundamente seductoras. ¿Quién no va a querer gobernar con los poderes de un dictador? Aquellas personas que suelen decir que de llegar al poder cambiarían todo y echarían presos a tantos, en realidad están pensando como dictadores.  No es casualidad que, en estos momentos, casi todos los gobernantes de la región se abstengan de censurar los abusos que cometen Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, porque saben que en cualquier momento pueden estar usando, o ya están usando, esos mismos abusos para imponerse en sus países.

Cáncer

Como dice aquella frase que se le atribuye a Albert Einstein: “No esperes resultados distintos haciendo lo mismo”. Nicaragua es el futuro de América, si los gobernantes autoritarios siguen los pasos de Daniel Ortega para convertirse en dictadores. Las dictaduras no se revelan como dictaduras hasta el día que comienzan a matar o encarcelar opositores, sino que empiezan cuando se consideran “pueblo” o “patria” y desde ese pedestal sagrado hacen del periodismo su enemigo y se saltan a conveniencia las leyes, entre otras señales. Nosotros ya pasamos esas calenturas y estamos en el cáncer. Véanse en nuestro espejo. Chequéense para evitar la metástasis. Nicaragua es el futuro. No es buena noticia. Es advertencia.

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