CONTENIDO EXCLUSIVO.
CONTENIDO EXCLUSIVO.Sentimientos
Las imágenes de los secuestrados que por primera vez hemos visto en estos días, después de más de año, no han dejado indiferente a nadie. Todos hemos vivido un cóctel de sentimientos según cada caso. Alegría al verlos ahí, vivos, valientes y dignos. Tristeza al reconocer en su físico los vejámenes a los que han estado sometidos. Esperanza, porque los secuestradores se han visto obligados a dar una prueba de vida y eso significa que están presionados. Orgullo, porque otra vez están demostrando que en las mazmorras de Ortega está la reserva moral de Nicaragua.
Mirada
La mirada de los secuestrados es el espejo de la derrota de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Firme, desafiante, valiente. ¡Algunos hasta sonríen descaradamente para rabia de los dictadores! Me imagino que el fotógrafo buscó entre las cientos de fotografías que tomaron alguna que los mostrara humillados. ¡No encontraron ni una! Esas miradas le dicen a la dictadura que no han podido ni podrán con ellos, a pesar de toda la crueldad con que los han tratado. Y nos dicen, igualmente a todos, que ellos han hecho su parte, que no los han quebrado, que resisten con dignidad en condiciones durísimas, y que quienes estamos libres no podemos dejar de hacer lo que nos toca. Son miradas que desafían, acusan, pero también reclaman.
Pivote
Tal vez ahora mismo parezca exagerado, pero la suerte de Nicaragua pasa por la suerte de los secuestrados políticos. Lo que pase con ellos determinará el futuro de centenares de miles de nicaragüenses. No es lo mismo Nicaragua con esos más de 190 secuestrados en el Chipote u otras cárceles, que en las calles o en el exilio. No es que ellos sean súper hombres o súper mujeres, sino que ellos son el pivote a través del cual gira la suerte de todos nosotros, porque a través de ellos sabremos si el régimen afloja o se endurece. Si los exiliados pueden regresar o no. Si la cacería de opositores y críticos continuará. O si nuestras vidas cambiarán o no.
Secuestrados
Ni siquiera son presos políticos. Son secuestrados. Para que sean presos políticos debieron tener un proceso que no tuvieron. Debieron ser juzgados por un juez que no existió, debieron ser defendidos por un abogado que no tuvieron y debieron enfrentar un delito que jamás se demostró. ¿Qué delito es traición a la patria? ¿La patria es Ortega? ¿O Murillo? Que un sicario se vista de juez, que otro haga de defensor, que simulen audiencias legales en reuniones teatrales clandestinas y que los tengan en una cárcel no convierte a un secuestrado en un preso político. ¡Esto es un secuestro! Para que sean presos políticos deben estar en la cárcel por las leyes del Estado y no por los intereses de una mafia o pandilla.
Rescate
Pero la prueba más evidente de que se trata de un secuestro es el propósito por el cual más de 190 nicaragüenses están retenidos contra su voluntad en las celdas del régimen. No están presos para pagar culpas de nada sino para pedir rescate por ellos. Hay secuestradores que cortan una oreja a sus víctimas para obligar al rescate. Otros amenazan con matarlos. El régimen de Ortega es particularmente cruel con sus víctimas para llegar a un punto donde, a cambio de mostrar alguna clemencia, o tal vez hasta liberarlos, logre obtener alguna ganancia, que puede ir desde el reconocimiento como el gobierno que no es, hasta liberarse de sanciones u obtener garantías de que no se les tocará su dinero y no serán juzgados por sus crímenes. Pedirán lo que piden todos los secuestradores: dinero e impunidad.
Pagos
Desde hace muchas columnas planteé que la situación de los presos políticos hay que entenderla en clave de secuestro. Los secuestrados políticos son tan presos políticos como Daniel Ortega es presidente. Si se va a negociar con el régimen será una negociación entre secuestrados y secuestradores, y no entre el Estado o el Gobierno y la oposición. Que Ortega siga o no secuestrando, dependerá del botín que consiga. Un secuestro tiene costos altísimos. El secuestrador también arriesga y paga. Daniel Ortega ha pagado un alto precio por tener a esos 190 inocentes secuestrados. Hasta ahora el secuestro trae más costos que beneficios, y la mirada que vimos de los secuestrados es, a mi criterio, una sentencia de su derrota. Y pagará por lo que ha hecho.
