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Orígenes de la Independencia

Napoleón Bonaparte el emperador francés de múltiples aristas: “Arrebatado, resuelto, impetuoso, violento aunque nunca cruel, encantador y lisonjero; sonreía a menudo, pero no reía jamás”. Así lo describió el escritor francés Stendhal en su biografía (1817-1818). El hombre que llega a la inmortalidad no tanto por sus grandes batallas sino por su Código de Derecho Civil, cuya  influencia es innegable especialmente en América Latina y buena parte de Europa, del cual él participó personalmente en su redacción. “El  hombre que murió contemplando las aguas del Atlántico en su exilio en la isla de Santa Elena. Mientras tanto, al otro lado de estas aguas, se ratificaba la Constitución de Angostura, que consolidaba el origen de la llamada Gran Colombia, el ideal de Simón Bolívar por unificar los pueblos de los virreinatos en las tierras andinas”. Un ideal que estalló a partir de la invasión que el mismo provocó y que fue la raíz  de todo el movimiento independentista en las tierras de la  América Hispana.

Cuando se habla de la Independencia se soslayan estos acontecimientos. Nos centramos en lo que ocurrió el 15 de septiembre de 1821  en Guatemala y en el Plan de Iguala y  se tira al olvido el hecho de que todo comienza cuando  con el pretexto de conquistar Portugal, que era aliado de la isla británica, enemigo de los galos. Napoleón  le solicitó al rey español Fernando VII permiso para atravesar su reino y conquistar las tierras portuguesas. No fue la primera vez que Napoleón traicionó su palabra. Al pisar el suelo español, la invasión fue inminente en 1808 y Fernando VII es destronado  y se pone en su lugar a José Bonaparte (hermano de Napoleón, conocido en España  peyorativamente como Pepe Botella).

En vista de la usurpación de la corona española y el apresamiento del rey Fernando VII por Napoleón Bonaparte, se organiza en España una Junta Central con asiento en Sevilla, posteriormente reemplazada por el Consejo de Regencia. La reacción no se hace esperar y la respuesta es el 2 de mayo de 1808 en Madrid, inmortalizado por Goya y que puede apreciarse en el Museo del Prado en donde nos muestra los cuatro cuerpos del ejército francés: mamelucos, dragones, marineros de línea y granaderos de la Guardia Imperial, enfrentados a algunos tipos regionales españoles, además de los madrileños.

Debido a la presión y pese a derrotas ante el invasor francés, el Consejo de Regencia convoca a Cortes, las que se reunieron por primera vez en Cádiz, en la Isla de León, el 24 de septiembre de 1810. Lo novedoso de dicho acontecimiento es el concepto que se estrena  de que  “la soberanía reside esencialmente en la nación, y por lo mismo pertenece a esta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales”.

Dicha proclama entrañaba la creación de un orden jurídico y político nuevo, revolucionario, pues subvertía los fundamentos del pensamiento político tradicional, que atribuía la plena soberanía al rey. También establecía un nuevo orden económico y social, pues la certeza de que todos los ciudadanos que integraban la nación eran iguales en derechos y estaban sujetos a la misma ley obligaba a liquidar los privilegios estamentales que conformaban la sociedad del Antiguo Régimen.

Y es en  Cádiz durante las intensas jornadas deliberativas donde verdaderamente se empieza a fraguar el ideal independentista. La nueva constitución de corte liberal de 1812 establecía claramente  en  su artículo 1º  que la nación española  era “la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”. Ese propósito tan claro, se topó con la renuencia de los españoles de no querer reconocer los derechos  de los americanos y en la renuncia e intolerancia del mismo.

Las representaciones americanas  pronto comprendieron que para los españoles los reinos de ultramar no eran más que una vaca lechera financiera. Se les regateaba el título de “reinos”, tratándolos prácticamente como si  fueran meras colonias. La discriminación impuesta por los peninsulares, hizo que los americanos  quedaran con menos curules en las cortes a pesar de tener mayor población,  partiendo de una representación arbitraria en desacuerdo con el número de habitantes de los virreinatos y capitanías generales.

La torpeza española, tanto de sus diputados en Cádiz como más tarde la de su rey Fernando VII,  nos privó de poder construir una gran nación que hubiera rivalizado con la sajona,  y su negativa da como resultado que se empiecen a crear sociedades secretas cuyo propósito será la independencia de América. La primera de ellas es una sociedad fundada por Carlos Alvear uno de los pocos oficiales de carrera que  participó  en  la Guerra de Independencia Hispanoamericana por el bando revolucionario, quien funda la sociedad “Los Caballeros Racionales” dedicada a actuar en pro de la independencia y de la que más tarde  junto con José de San Martín funda  la famosa “Logia Lautaro”.

El 19 de marzo de 1812 se promulga la primera constitución moderna de España. Desde el instante de ser promulgada la oposición a ella se genera. El mejicano  de la Orden de los Predicadores Fray Servando Teresa y Mier,   quien sin lugar a dudas ocupa el  primer sitio entre los escritores mexicanos de la época de transición entre el virreinato y la independencia, que además había presenciado los debates y había sufrido la discriminación española para los americanos, salta a la palestra y argumenta que “básicamente ni el gobierno ni las Cortes tomaron en cuenta para nada los derechos históricos de los americanos. La ausencia del Rey, centro de este tratado, había roto prácticamente el lazo de unión entre la España Europea y la España Americana. Pero ahora la Constitución Liberal establecía un pacto totalmente nuevo rompiendo formalmente el contrato primitivo que unía a los americanos con la Corona. Por lo tanto, estos habían adquirido de facto, el derecho a constituirse independientes de la España Europea”.

El problema principal se plantea con la ausencia del rey  Fernando VII, mientras a lo largo y ancho de las dos España se constituían juntas que proclamaban la soberanía, por otra parte la figura del rey se convertía en la “del bien amado”. El esperado,  el recordado y añorado, por eso nuestra independencia del 15 de septiembre de 1821 que sigue el famoso Plan de Iguala que es la proclamación  por Agustín de Iturbide el 24 de febrero de 1821 en la ciudad de Iguala de la Independencia, Guerrero; en el cual se declaraba a la Nueva España como país soberano e independiente. En el segundo de sus cuatro principios establece: “Mantener la monarquía encabezada por Fernando VII o alguno de los miembros de la Corona española”.

Como se ve, Napoleón, abrió  la Caja de Pandora. San Martín, Bolívar, Hidalgo y Morelos  con sus espadas libertarias construirán el camino de la libertad  que se empezó a forjar en Cádiz.

El autor es abogado.

COMENTARIOS

  1. Hace 2 años

    Saludos Ivan. Siempre leo tus articulos.
    Te recomendaría leer ‘Madre Patria” de Marcelo Gullo, que enfoca muy bien el transfondo de la independencia como una consecuencia de la Leyenda Negra de Bartolome de las Casas, usada contra España, por Francia, Inglaterra, Holanda y los EE.UU.
    Erwin Aguilar

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