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La guerra de Putin se hunde en su contra cada día que pasa

Antes de la anexión de las cuatro provincias ucranias (Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jerson) por  Putin, parecía que todo caminaba a favor de los invasores, que todo sería un paseo en barca, pero la realidad es que el ejército ucraniano está demostrando valentía y arrojo, y como consecuencia le está asestando golpes espectaculares en la línea de flotación a las tropas putinianas que combaten en el Donbas, situadas el noroeste de Ucrania y cada día se recuperan más partes de la provincia de Donetsk que es de vital importancia para el futuro de esta guerra.

Aquí en esta zona, la captura de Lyman y la retirada desastrosa de los rusos de este enclave que servía de zona de almacenamiento y logística de las tropas rusas y de refresco para las mismas significan un estratégico golpe en la recuperación de Donetsk, como parte del Donbas ucraniano.

Lo mismo está ocurriendo en la provincia de Jerson situadas en la parte más hacia el sur de Donetsk, Lugansk y de Zaporiyia (la que más está siendo destruida) de vital importancia para el futuro de esta guerra, en que también  los ucranianos están penetrando con una contraofensiva que al parecer está dando muy buenos resultados y siguen la contraofensiva iniciada en septiembre, y esto denota que las tropas rusas están perdiendo la guerra. Si a esto añadimos los daños ocasionados al puente que une Crimea con territorio ruso, anexionada también manu militari por Putin en 2014, las cosas no están caminando bien en el campo militar para sus tropas.

Si a ello añadimos que tanto EE.UU., Gran Bretaña, como la Unión Europea, continúan con el abastecimiento de armamento a gran escala y adiestramiento a los soldados de Ucrania de armas más modernas y potentes, va quedando al descubierto que Rusia no es una potencia del calibre que parecía ser. Los abastecimientos de armas más modernas y tecnológicamente más efectivas y eficaces están surtiendo los efectos esperados como está quedando de manifiesto en estos últimos dos meses de guerra.

Y al respecto hay que tener en consideración que contrariamente a lo que se dice en los medios y redes sociales, el mayor abastecedor de armas para Ucrania, son las propias tropas rusas que en su huida deja intactos armamento de los que ellos usan, como carros de combate, misiles, armas ligeras y de todos los tipos que los rusos dejan en sus desbandada y que pasan al uso del ejército ucraniano.

Para dar apariencia legítima a su anexión Putin, mandó a hacer unos referéndums en las cuatro provincias anexionadas que fueron desconocidos por la UE, la OTAN, EE. UU. y por parte de todo el mundo occidental al calificarlos como ilegítimos, ya que su objetivo era considerar que las zonas anexionadas pasarían a convertirse en territorio ruso.

Pero no solo esto es la guerra de Putin, ya que como toda guerra, lleva unos factores ajenos a la misma, como son los efectos económicos, sociales y políticos. Y dentro de ellos ocupan un lugar importante, las sanciones impuestas a los rusos, sobre todo en su principal sostén que ha venido consistiendo en la venta de su petróleo y gas principalmente a Alemania y a otros países dentro de UE, que al no tener yacimientos de ninguno de ellos, había venido dependiendo de Rusia, a través de los grandes oleoductos Nord Stream 1 y 2, que venían siendo su principal suministrador de petróleo y gas y que Rusia de ello obtenía miles de millones de dólares que servían como principal oxígeno a su economía de guerra.

Las sanciones impuestas por la UE han sido de un calado profundo y van desde prohibición de entrada y confiscación de bienes de los acaudalados oligarcas rusos del círculo más allegado al dictador, prohibición de importaciones de bienes producidos por Rusia a países de la UE, así como también exportación de productos hechos en Rusia. Entre las económicas, la que más daño le está produciendo al sector ruso es la prohibición del acceso al sistema Swift, para la mayoría de los bancos rusos. Acceso limitado a mercados de capitales primarios y secundarios de la UE; prohibición de transacciones con el Banco Central de Rusia y el de Bielorrusia entre otras en sector financiero.

En el sector energía se han impuesto entre otras: las importaciones de carbón procedentes de Rusia; la prohibición de importaciones de petróleo de Rusia con excepciones limitadas; la prohibición de exportación a Rusia de bienes y tecnologías del sector del refino de petróleo; prohibición de inversiones en el sector ruso de energía.

En el sector transporte: el cierre del espacio aéreo de UE a todas las aeronaves rusas o matriculadas en Rusia; el cierre de los puertos de la UE a los buques rusos; prohibición en la UE a los transportistas por carretera rusos y bielorrusos; la prohibición de exportaciones a Rusia de bienes y tecnología de las industrias de la aviación, marítima y espacial. A ello se añaden restricciones a los medios de comunicación rusos de las parrillas de las plataformas europeas, tales como Sputnik, Rusia Today, Rossiya RTR/RTR Planeta, que han servido para difundir fake news acerca del curso de la guerra.

Todas estas sanciones hacen perder a Rusia, miles de millones de dólares y la caída de su bolsa y del rublo, que prácticamente han pasado a ser una moneda marginal y para sostener a Rusia, violando los contratos firmados con sus compradores de petróleo y gas les trata de obligar a pagar en rublos para evitar su total caída.

A estas alturas de la guerra y en vista del desastre que las tropas rusas están sufriendo en los frentes de batalla, Putin ha ordenado un reclutamiento de 300,000 rusos, supuestamente reservistas, para enviarlos al frente de guerra y está cambiando a sus altos mandos militares para ver si estos deshacen los entuertos de los actuales mandos en los campos de batalla.

La gran incógnita que se cierne sobre esta guerra, está en saber si Putin al verse acorralado y que pueda perder la guerra, se verá en la tesitura de hacer efectiva su amenaza de hacer uso de su armamento nuclear. Algunos centros de inteligencia que dan seguimiento a la guerra, dudan acerca del uso del arma nuclear, ya sea en su versión táctica o estratégica.

Ante esta incertidumbre, los referidos centros de inteligencia de Gran Bretaña, EE.UU., la OTAN y la UE, dudan mucho de su posible uso, pues según estos centros de inteligencia Rusia sabe que si aprieta el botón nuclear, no solo ellos pueden hacerlo ya que los otros países que también disponen de armamento nuclear no dudarían el apretar el suyo. Y Putin no parece estar tan loco como para abrir la puerta al armagedón, o sea, la destrucción del mundo.

El autor es abogado.

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