En sus manos estuvo la esperanza de muchos pueblos por cambiar las cosas, y fue eso, la ilusión de crear una América Latina distinta de la herencia que dejaron las dictaduras militares del siglo pasado. Los llamados socialistas del siglo XXI encabezados por el liderazgo de Hugo Chávez, mismos que convergieron en espacios como el Foro de Sao Paulo o el Alba, tristemente se diluyeron en los tradicionales vicios de la política de este continente, entre la corrupción, autoritarismos y el menosprecio por la democracia.
Aquella izquierda que nacía con la promesa del derecho de vivir en paz fue perdiendo elecciones y algunas corrieron con la desgracia de convertirse en las dictaduras más sangrientas de la historia contemporánea de sus países. ¿En realidad representaron el sueño de Bolívar por ver una región unificada por convicciones y proyectos indelebles? Lo cierto es que el cansancio de las y los latinoamericanos jugó un papel fundamental para cambiar el panorama político de una región sumida en el empobrecimiento de las familias y la nula movilidad socioeconómica.
Sin embargo, en las últimas elecciones realizadas en países como Perú, Bolivia, Honduras, Chile, Colombia (país nunca antes gobernado por la izquierda) parece que dicha acera política donde algunos podrían ser la sucesión de esa corriente nacida en décadas pasadas o en su defecto, los mismos actores como la familia Zelaya Castro o el expresidente Lula Da Silva, retornan al contexto tras coyunturas fuertes como el golpe de Estado de 2009 en Honduras, la renuncia del expresidente Evo Morales o el proceso judicial contra Lula.
¿Qué ha llevado al electorado latino a volver a la izquierda?
Tras un periodo de gobiernos de derecha con constantes crisis políticas, malos manejos de la pandemia del covid-19 y violaciones a derechos humanos, como derogaciones de garantías sociales; una izquierda nueva se presenta en la región acuerpada por movimientos sociales fuertes como los colectivos de mujeres, comunidad LGBTIQ y activistas defensores de derechos de indígenas y afrodescendientes, esto debido a la crisis de legitimidad que atraviesan los partidos políticos. Es un hecho ya, que presidentes como López Obrador y Gustavo Petro marcan un hito de la historia política actual de Latinoamérica.
El orteguismo y la nueva izquierda
Sin duda alguna, la oposición nicaragüense debe asumir el nuevo reto de concientizar desde el diálogo y los acercamientos a los nuevos gobiernos latinoamericanos, entendiendo que inicialmente esa era la meta con mayor dificultad, es decir, la oposición de gobiernos como el de Lacalle Pou o Bolsonaro al régimen de Ortega es natural por sus posicionamientos ideológicos, el reto siempre estuvo en convencer a los antiguos amigos del “comandante”, no obstante, pese a la ausencia de ese cabildeo, actores como los Zelaya Castro o el mismo Lula han tomado distancia del hoy dictador.
El autor es escritor de artículos de opinión.