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La castración de Agdistis y Atis

Agdistis fue engendrado por Zeus sin este darse cuenta y tal vez por eso nació con doble naturaleza sexual, varón y hembra al mismo tiempo.

       Su caso fue distinto al de Hermafrodito, la deidad que representa la bisexualidad. Él era hijo de Afrodita y Hermes, a quien los romanos llamaron Mercurio. Se le llamó Hermafrodito por  asociación de los nombres de sus divinos padre y madre.

Pero Hermafrodito no nació bisexual. Lo que pasó fue que siendo un joven varón de extraordinaria hermosura, una ninfa acuática llamada Salmácide se enamoró perdidamente de él. Hermafrodito la rechazó y Salmácide se sintió muy ofendida por el desprecio.

Un día en que Hermafrodito se bañaba en una fuente, la ninfa Salmácide se le acercó sin que él se diera cuenta, lo abrazó fuertemente y pidió a los dioses que los fundieran a ambos en un solo cuerpo. La petición fue escuchada y desde entonces Hermafrodito fue varón y hembra en el mismo cuerpo.

       Agdistis en cambio sí nació bisexual. Un poco de semen de Zeus cayó sobre Gea, la madre tierra, la que quedó embarazada y alumbró a un ser anormal, con genitales masculinos y femeninos. Era hombre pero también mujer.

       Los dioses sintieron temor por la existencia de aquella rara criatura —pues podría ser mal interpretada— y en uno de sus concilios pidieron a Zeus que resolviera aquel complicado asunto.

       Atendiendo la petición, Zeus provocó un arrebato de locura en Agdistis, quien él mismo se castró y cortó el pene. Y en el sitio en que cayeron su pene y su sangre nació un árbol desconocido que fue llamado almendro.

       Pasó el tiempo y una ninfa llamada Nana, hija del dios río Sangario, recogió almendras de aquel árbol, las puso en su regazo y quedó embarazada sin haber tenido relación sexual con ningún varón.

       Nana llamó Atis a su hijo, pero lo repudió porque había sido un embarazo no deseado, y además anormal. De manera que lo abandonó en un bosque para que muriera, pero fue protegido y criado por un macho cabrío.

       Atis se convirtió en un mozo de notable hermosura, al grado que la diosa Cibeles lo hizo su sacerdote principal, poniéndole la condición de permanecer casto toda su vida. Pero las hormonas hicieron su trabajo en Atis, quien se enamoró de una ninfa llamada Sangárida y se casó con ella.

       Al saber Cibeles que su sacerdote preferido había faltado a su promesa, lo indujo a castigarse él mismo. Atacado por un arrebato de locura Atis se mutiló los genitales con sus propias manos, después iba a ahorcarse, pero cuando estaba a punto de hacerlo, Cibeles lo transformó en un pino. Desde entonces y en memoria de Atis los sacerdotes de Cibeles debían ser castrados, o castrarse ellos mismos.

Aclaro que estos datos los tomo de uno de los libros del mitógrafo francés Jean Francois Michel Noël. Pero también leí en el diario ABC, de España, un artículo publicado el 17 de agosto de 2015, escrito por alguien que se identifica con las iniciales I.S.C., una interesante opinión sobre  la diosa Cibeles, cuyo monumento en el centro de Madrid es “símbolo y patrimonio” de la capital española..

       Según esta versión, Cibeles tuvo un nieto llamado Atis de quien desconocía su existencia. Ajena a su vínculo filial, la diosa se enamoró de Atis de un modo casi enfermizo. Pero el nieto que tampoco sabía que ella era su abuela, la rechazó.

       “Despechada, Cibeles enloquece a Atis quien huye a la montaña y allí se mutila los genitales, muriendo desangrado. La diosa se arrepiente y lo resucita en forma de pino y lo instituye como divinidad de la vegetación”.

       Indica el artículo que a los pies de la figura de Cibeles —el monumento adonde van los deportistas españoles a celebrar sus grandes triunfos—, está tallado el rostro de Atis, “expulsando un chorro de agua por la boca”. Y cita un pasaje del libro Madrid oculto  el cual dice que “las numerosas piñas que se esparcen por la base del monumento son una analogía de Atis, como dios del renacer vegetal; asociación directa con el árbol”.

Opinión dioses España Mitología naturaleza
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