El pasado lunes 14 de noviembre, el comentarista político Adolfo Miranda Sáenz publicó un artículo de opinión que tituló: “¿Deben el Papa y los obispos responder las críticas?”
Dicho artículo generó mucha polémica y aunque hubo muchos católicos que respaldaron su ponencia, también fueron muchos los que no estuvieron de acuerdo con su exposición. Entre ellos me incluyo, pues considero que si bien es cierto que el papa Francisco es el máximo representante de la Iglesia católica y los cardenales y obispos sus más cercanos colaboradores, son tan humanos como nosotros y como reza el adagio popular “El hábito no hace al monje”.
El hecho de que al papa lo elija el colegio cardenalicio y a los cardenales y obispos los elija el papa, dicha elección de ninguna manera los convierte de facto en infalibles. Pues como afirma el doctor Adolfo Miranda, la Iglesia es al mismo tiempo divina y humana y como tal es santa y pecadora, explicación con la que estoy totalmente de acuerdo.
Tampoco tengo problema en aceptar que cuando el colegio cardenalicio elige al papa, este tiene poder absoluto legislativo, administrativo y judicial sobre la Iglesia, pero este poder es para ejercerlo sobre sus súbditos que en este caso vienen a ser los cardenales, obispos y sacerdotes. Nosotros, el pueblo católico que escogemos pertenecer a la Iglesia por voluntad propia, tenemos la opción de hacer uso de nuestro libre albedrio, don que nos heredó Dios el cual pagó con su sangre.
Pero siguiendo con el análisis al escrito del doctor Miranda, considero que se contradice cuando dice que los católicos debemos obediencia a los pastores puestos por Dios y no contradecir lo que deciden como rectores de la Iglesia. Los que profesamos la fe católica, lo hacemos por nuestra libre y espontánea voluntad y esa voluntad está sujeta a la opinión que cada uno tengamos sobre la actuación de las autoridades de nuestra Iglesia.
En este punto quiero hacer una aclaración: una cosa es responder a la crítica y otra muy distinta es interpretar las opiniones que la feligresía tiene sobre su actuar (el de las autoridades). Por ello considero que el papa y los obispos están en todo su derecho de no contestar las críticas, pero también están obligados a reflexionar sobre su actuación cuando un gran sector de la Iglesia y de la sociedad manifiesta inconformidad con su actuar.
Ya finalizando, el doctor Miranda en su defensa de las autoridades de su Iglesia, nos dice que los obispos están obligados a rendirle cuentas solo al papa y este solo rinde cuentas a Dios. Un sofisma que me es difícil digerir. Continúa diciendo que ello no es dictadura, pues nadie está obligado a profesar la religión católica y termina ratificando eso no debe tomarse como acto de soberbia.
Yo sí creo que es un acto de soberbia y con mayúscula, pues tratar de hacernos creer que la actitud tomada por el papa y en este caso el cardenal Leopoldo Brenes (cariñosamente Polito) es producto de consejos divinos, no lo acepto y asumo que tampoco lo aceptan los que manifiestan en las redes sociales su inconformidad con la forma en que han decidido abordar los problemas sociales que nos aquejan.
Para terminar, deseo ratificar una vez más mi creencia en la existencia de un Dios creador de todas las cosas, que ese Dios se preocupa por los padecimientos de su pueblo sin importar la fe que profesen, también entiendo que el Dios en que creo exige a quienes piden se les respete en nombre de Él, que traten por todos los medios posibles evitar el sufrimiento de nuestro pueblo y el de todos los pueblos del mundo. Si no lo hacen voy a creer que lo que escuchan o creen que escuchan es cualquier cosa menos la palabra de Dios.
El autor es comentarista de temas políticos y sociales.