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¿Quién causa tanta alegría?

El próximo miércoles 7 de diciembre, una vez más como se hace desde el año 1562, hasta el último rincón de Nicaragua se iluminará con la cohetería y los cánticos con que los nicaragüenses acostumbramos a celebrar la Gritería.

El grito de quién causa tanta alegría y la respuesta de a Concepción de María por parte de los promesantes, es una tradición de nuestro pueblo en que millones de nicaragüenses salimos a recorrer las calles y cantamos himnos y alabanzas a la madre de Dios. Ese día cientos de miles de casas sacan la imagen de la Virgen María y la colocan en altares en los porches de sus casas y obsequian golosinas de todo tipo a quienes se detienen a cantar a la Virgen.

Esta hermosa tradición tiene más de 440 años, inicia cuando a la ciudad de El Viejo, departamento de Chinandega, llegó por (designio de Dios) la venerada y milagrosa imagen de la Purísima Concepción de María, hoy Patrona de Nicaragua. En el año de 1562, a causa de una depresión tropical don Lorenzo de Cepeda, quien viajaba hacia Perú, tuvo que hacer escala en el húmedo Puerto de la Posesión, ahora llamado El Realejo. Entre las cosas que don Lorenzo traía consigo se destacaba una imagen de la Virgen de la Concepción.

Don Lorenzo de Cepeda tenía una hermana que era monja carmelita, a quien hoy se le conoce como Santa Teresa de Ávila, Doctora de la Iglesia. De El Realejo don Lorenzo de Cepeda viajó a El Viejo, pueblo cercano, buscando mejor clima y como era muy devoto de la Virgen la llevó y la depositó en la Parroquia de los Frailes Franciscanos quienes habitaban en Chamulpa, hoy El Viejo. Allí tenían su convento y asistencia médica.

 Los habitantes de El Viejo, indios y mestizos, fueron atraídos por la belleza de la imagen, y llegaban a la parroquia a admirar a la “Niña Blanca”. Pronto adquirió prestigio de milagrosa, pero don Lorenzo tenía que partir y a pesar de las protestas y ruegos, empacó su bella imagen y se fue a El Realejo para embarcarse rumbo a Perú. Cuando el barco se hizo a la mar, vino otra tormenta y el velero tuvo que regresar al puerto nicaragüense para evitar un naufragio. Por lo que de nuevo Don Lorenzo se fue a El Viejo, cargando la sagrada estatua de la Virgen de la Concepción.

 El pueblo entero se volcó fervoroso a venerar a la Virgen y mestizos, indígenas y españoles interpretaron “que la Virgen no quería irse de El Viejo”. “La Inmaculada Concepción quiere quedarse”, fue el grito del pueblo ejerciendo presión en Don Lorenzo, y este, como fervoroso hijo de María, cedió “a los deseos de la Virgen”, donó la imagen al pueblo de El Viejo y partió hacia su destino original, Perú.

La devoción a la Inmaculada Concepción creció enormemente y hoy es venerada en un bellísimo altar de madera y su nicho de oro donado por sus devotos por las gracias concedidas. La celebración de la fiesta de la Gritería se inició hasta en 1857 y nació en San Felipe, barrio de León. La novena se comenzó en la Iglesia de San Francisco de la misma ciudad.

Actualmente, el 7 de diciembre se celebra con alegría en todas las casas de los nicaragüenses la Purísima Inmaculada Concepción. Como dije anteriormente, la tradición es que familiares y amigos visitan las casas donde se han erigido altares a la Virgen, se entonan cantos tradicionales dedicados a Ella y los dueños de casa brindan golosinas y refrescos a los visitantes. A esto es lo que llamamos popularmente “la Gorra” o “el Brindis”.

 La fiesta de La Purísima es acompañada de gran cantidad de pólvora, mientras la gente recorre las calles el 7 de diciembre y se detiene en las casas que tienen altares confeccionados especialmente para ese día. Al acercase a la puerta, gritan: “¿Quién causa tanta alegría?” y la gente, desde adentro, contesta: “La Concepción de María” e inician los cantos. Estos son y serán siempre los mismos que se cantaron cuando la Inmaculada llegó al pueblecito de El Viejo en brazos de don Lorenzo de Cepeda. Los nicaragüenses los sabemos de memoria y grandes y chicos corean los versos de Pues Concebida, Tu Gloria, Tu Gloria, Por eso el cristianismo, Oh Virgen de Concepción, Salve Virgen Bella, Salve, Salve Cantando a María, Dulces Himnos, y la tradicional Toda Hermosa Eres María, que termina con el Alabado.

 Para finalizar solo puedo decirles que la devoción y tradición de la Gritería es celebrada por nuestros hermanos que se encuentran en el extranjero con la misma devoción con que la celebramos en Nicaragua. Por ello, vayan mis mejores deseos a todos los nicaragüenses dentro y fuera de la patria y los invito a gritar el 7 de diciembre a todo pulmón ¿Quién causa tanta alegría? Pues María es y será siempre de Nicaragua y los nicaragüenses seremos siempre de María.

El autor es comentarista político y directivo nacional de las Fuerzas de Veteranos de Guerra de la Resistencia Nicaragüense

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