Una comisión ecuménica conformada por líderes religiosos y representantes de derechos humanos en Waspam viajó ayer a Managua para advertir que el pueblo ha establecido un ultimátum para que el Gobierno ponga atención a lo que pasa en ese municipio.
Susana Müller manifestó que si en 15 días no hay respuesta a sus demandas, volverán a reunir al pueblo, que será el que decidirá.
La primera demanda es el saneamiento de los territorios indígenas y de las instituciones, dijo Müller.
“Las leyes ya están dadas, si no las cumplen es porque no hay voluntad y donde no hay voluntad pues que vayan a gobernar a su casa y no a la nación”, sostuvo Müller, quien señaló “o somos ciudadanos nicaragüenses o no somos, nos han considerado como ciudadanos de quinta categoría”.
Al tiempo que aclaró Müller: “Aquí no venimos a cubrir a los ladrones, a los corruptos, el que vende la tierra madre ese es un corrupto, no puede estar frente a la gente”.
Instó al Gobierno a que se pronuncie “porque el pueblo ya está levantado, ya está organizado”. Refirió que en Waspam hay hambre, no hay alimentos, medicina y hay inseguridad ciudadana.
Para describir la situación que enfrentan Müller puso como ejemplo la muerte de una joven embarazada por picadura de culebra, porque no pudo recibir atención inmediata en la comunidad de Santa Fe. Y lo que calificó de “una desgracia” ocurrida en septiembre pasado en la comunidad La Esperanza, donde “el hombre cansado, desvelado, se fue al campo a recoger lo poquito que se podía conseguir en el campo y vio venir un venado o un danto y le pega el balazo y era a su madre que le pegó”.
Explicó Müller que los pastores y representantes de derechos humanos se unieron para traer a Managua la voz del pueblo, porque la mayoría no puede viajar, “porque no hay dinero para hacer demandas ante derechos humanos”.
El costo de un viaje de Río Coco Arriba a Waspam es de unos 600 córdobas por persona y de Waspam a Managua con el puente malo de Sisin representa el pago de otros 1,000 córdobas “porque hay que pagar cada pasada”.
Entre las demandas están además la evaluación del daño ambiental, donde se han secado los ríos, se ha perdido la cosecha. Señalan que a los inversionistas madereros se suma el narcotráfico, que aprovecha la debilidad de algunos líderes de los partidos. “Los narcotraficantes también se han estado metiendo allí instalándose. En río revuelto, ganancia de pescadores”, dijo Müller.
AÚN NO LLEGA EL GOBIERNO
Explican que la presencia de hombres armados obliga a los indígenas a abandonar sus comunidades y desplazarse hacia Honduras, pero también a los indígenas jóvenes a armarse, afirmó Lamberto Chow.
“Pero ahora se van a levantar los viejos y cuando se levanten los viejos va a haber otra cosa peor, va a haber otra historia en la costa Atlántica… y lo estoy exponiendo para que el Gobierno tome en cuenta lo que dice el pueblo”, dijo Chow, quien criticó que a estas alturas ningún representante del Gobierno ha ido a Waspam a escucharles.
“Le pedimos que por lo menos se preocupe para dar una respuesta positiva”, indicó tras mencionar que solo en el cerro Mocó, La Esperanza, tienen seiscientos hombres con sus flechas, con sus machetes cuidando la tierra “y los viejos no han entrado”.
CLAMOR POR SER ESCUCHADOS
Chow leyó una demanda de los indígenas de las 18 comunidades del territorio Li Aubra, que entre otros puntos plantea: “Queremos paz, no queremos muerte ni queremos matar más… que saquen a los colonos”.
Virgilio Hendy Padilla, presidente de la organización Swarah, dijo que la autonomía del Caribe es falsa, que no les beneficia en nada, pues han sido marginados. Mientras los colonos están autorizados para portar armas, a los indígenas miskitos se las quitan.
Gregoria Padilla Suárez, vicepresidenta del comité pastoral, expuso: “Venimos buscando la paz, el amor y el respeto de nuestros hermanos, nosotros los costeños no queremos seguir haciendo la guerra”. Pero requieren ser incluidos en los planes sociales del Gobierno, pues “estamos como aislados”.
Fabio Herrera apuntó que el Gobierno ha sido excluyente con ellos, menciona, por ejemplo, que no hay hospitales de referencia, los puentes deteriorados, han descuidado la calidad de la educación, entre otros.
DESPLAZADOS Y ABANDONADOS
En el último hablatón de Puerto Cabezas, la comisión ecuménica constató que hay 1,500 familias desplazadas, mientras no pueden precisar aún la cantidad en Waspam ni los que huyeron a Honduras, en su mayoría mujeres, niños y ancianos de diez comunidades. Virgilio Hendy Padilla se lamentó que a los desplazados nadie los vuelve a ver. “Estamos en una crisis grave”, indicó Hendy Padilla.
Susana Müller insistió en que una donación de la Misión Adventista para las comunidades Francia Sirpi y Santa Clara sigue desde hace meses en la Aduana sin que sea destrabada.
Mientras a algunas comunidades de Río Coco Arriba llegó una pequeña ayuda de Acción Médica Cristiana, pero fue insuficiente.