Volvía a casa después de ver televisión en una pulpería de la comunidad, cuando Byron José González López fue interceptado por un hombre que tomándolo por detrás le amenazó con cortarle la cabeza y matar a toda su familia, mientras a empujones lo llevó a la vivienda del muchacho, quien atemorizado entró silencioso para acostarse.
Llovía con tormenta eléctrica aquella noche del 29 de junio en La Unión, una pequeña comunidad entre fincas cafetaleras a 42 kilómetros al noreste de la ciudad de Jinotega y la mayoría de los casi cuatrocientos habitantes del caserío estaban dormidos; mientras la familia de Karla Patricia Pérez Castro era asesinada a machetazos.
“Fue entre las 11 y las 12 de la noche”, refiere Eduviges Germán González Picado, padre de González López, indicando que el muchacho logró reconocer la voz de Juan Diego Valdivia Suárez como el hombre que lo amenazó.
Cuando le interceptaron, González López habría escuchado otras voces adentro de la casa de Pérez Castro, incluyendo la de Rafael Mairena Aguilar, reconocido por ser el pianista de una iglesia evangélica de la comunidad.
Valdivia y Mairena están siendo procesados en el Juzgado Especializado en Violencia de Género en Jinotega, cuya titular, Engracia Inés Flores, les impuso la medida cautelar de prisión preventiva, como presuntos asesinos de Pérez Castro, su esposo Jairo Manuel Tercero Zeledón y la adolescente Karla Mayerli Muñoz Pérez.
Como parte del proceso, el 7 de julio recién pasado, fue realizada una audiencia especial de anticipo jurisdiccional de pruebas, en la que González Picado y su hijo rindieron sus testificales sobre el triple crimen que develó una supuesta relación extramarital entre Pérez Castro y Valdivia.
El anticipo en las declaraciones de los González fue a petición de la Fiscalía, porque “muchas veces, las personas que viven en las comunidades se retiran y se van a otros lugares y después es imposible obtener la prueba”, confirmó la judicial.
“También, la Ley 779 (Ley integral contra la violencia hacia las mujeres) dice que se puede hacer anticipo jurisdiccional de pruebas para evitar las reprogramaciones (de audiencias)”, agregó Flores.
Según la acusación, el romance entre Pérez Castro y Valdivia empezó en 2012, pero el 14 de junio reciente, ella decidió terminar la relación y en días posteriores él insistía en que volvieran.
Ante el rechazo de ella, Valdivia planificó la masacre con Mairena, quien era “amigo” de la familia y fue este quien, cerca de las 11:00 p.m. le pidió a Tercero que le abriera la puerta trasera de la casa, a menos de veinte metros de donde viven los González, principales testigos del suceso.
Los dos hombres atacaron a machetazos a Pérez Castro, luego mataron a Tercero y posteriormente violaron y mataron a la adolescente. Sacaron los cuerpos de Tercero y Muñoz, los que dejaron a setecientos y cuatrocientos metros de la casa, respectivamente. Volvieron y se llevaron diez quintales de frijol y un quintal de maíz que estaban en la vivienda.
Dos semanas después, entre el desorden visible en la casa, la escena del crimen permanece intacta: hay rastros de sangre por doquier, cabello de las mujeres por el piso. La Policía le encomendó a González Picado que lave todo eso, pero él dice que no ha tenido tiempo, debido a sus labores en el campo.
FAMILIARES SORPRENDIDOS
Juan Diego Valdivia y Rafael Mairena Aguilar son representados en el proceso penal por un defensor público que se negó a brindar declaraciones a LA PRENSA justificando que no está autorizado para brindar entrevistas.
Mientras tanto, en La Unión, familiares de Mairena Aguilar están sorprendidos por los hallazgos de las indagaciones policiales.
Yolanda Mairena López, hermana materna de Mairena Aguilar, comentó: “no se miraba capaz de hacerlo, aquí nadie creía que él podía hacer eso y yo me sorprendí cuando salió a luz todo, porque todas las cosas y exámenes (investigaciones policiales) salían que era él”.
En tanto, Wilmer Antonio Blandón Chavarría, cuñado de Mairena Aguilar, señaló que este siempre salía de la casa al trabajo, del trabajo a la casa y de ahí al culto, “siempre a las 7:00 p.m. ya estaba dormido, pero no sé si ese día (del crimen) saldría de noche”.
OTROS CASOS VIOLENTOS
Este año, hasta la fecha, 14 personas han muerto violentamente en Jinotega. Solo en pocos casos la Policía brindó información escueta.
23 de enero en la comunidad del Maleconcito, Wiwilí, hubo un asalto donde hirieron a Wilfredo Otero Castro y asesinaron a Sadrack Otero Larios de 13 años y Wilfredo Otero Larios de 18 años presuntamente fue un grupo pero solo se capturó a José Bladimir Talavera Quezada. Se encontraban en un acopio de café y robaron 18,592 córdobas.
28 de marzo en Ayapal, San José de Bocay, emboscaron y torturaron a Lindolfo López y a sus hijos Nelson y Jarol López Blandón. No hay detenidos.
29 de marzo el profesor Pedro Antonio López Castro de 54 años fue encontrado asesinado en su casa en la comarca La Fundadora comunidad del Paraíso, de Jinotega. No hay capturados y el expediente, según familiares de la víctima, supuestamente está perdido.
08 de mayo en San José de Bocay tres hombres desconocidos asesinaron a Marlene Peralta Pérez (embarazada) de 30 años y a sus hijas Mariela Azucena Calderón Peralta (9), Lexis Milexis Calderón Peralta (7), Lis Marlín Calderón Peralta (5).
30 de junio fue encontrado en el sector cercano al puente de Jigüina a aproximadamente cinco kilómetros de Pueblo Nuevo, Jinotega, a Enoc Huete Talavera. Hay dos detenidos.
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